El sextante es un instrumento que permite determinar la latitud del observador en función de la comprobación de la posición de los astros y la hora del día. Durante siglos fue de vital importancia en la navegación, y creo es un título genérico adecuado para estos análisis, que intentarán, en virtud de la opinión pública y los acontecimientos, dibujar una aproximación a la percepción sobre la situación política de cada momento.
EL LARGO Y CÁLIDO VERANO DE ANDRÉS MANUEL
Con el reinicio del proyecto “SABA Por un México Informado”, tenemos ya los primeros y muy interesantes datos sobre la opinión pública tras las elecciones. En primer y destacado lugar hay que decir que, tal vez como era de esperar, AMLO no sufre desgaste alguno e incluso incrementa su capital político. Se está produciendo durante estos días, en gran parte gracias a la propia voluntad del presidente electo, un gran ruido de fondo. Desde el plan de infraestructuras hasta el NAICM, pasando, por supuesto, por el llamado “Morenagate”. Los datos nos dicen que, sobre el asunto del aeropuerto, en primera instancia el público prefiere dejar el proyecto como está, aunque Andrés insiste en realizar una consulta que no explica a través de qué organismo se hará efectiva. Si no se quiere, claro, que sea una pantomima. También nos revela esta primera medición que la gente no está mayoritariamente por la legalización del aborto ni de las drogas. Y, asunto importante, que el fideicomiso para damnificados no ha afectado significativamente al concepto que se tiene sobre López Obrador o su partido, ni a su credibilidad, aunque al mismo tiempo parece aprobarse la labor del INE durante el proceso. Este último asunto dice mucho sobre la fe ciega depositada sobre el de Tabasco, ya que, en mi opinión, lo raro es que el INE no actuara en su momento ante las extrañas características del fideicomiso. Pocas quejas puede tener Andrés del Instituto Nacional Electoral.
De todo ello, los mexicanos no están teniendo presente prácticamente nada, fascinados todavía por el triunfo electoral del líder de Morena. Incluso está pasando desapercibida la propuesta de intervención en los estados a través de unos delegados que serían lo contrario a la prometida descentralización que dicen representar. Hoy, AMLO ganaría tal vez con más margen que el día primero de julio. De momento, lo ampara una especie de purísima concepción que no sólo le libra a él de todo pecado sino que parece purificar a aquél con quien entre en contacto. Hay muchos ejemplos, pero es bien evidente el de Donald Trump, que de enemigo de México ha pasado a ser un gran estadista con el que el presidente electo coincide ampliamente. Nadie se rasga ahora las vestiduras, pero ¿qué hubiera sido de EPN de hacer tal afirmación? Mientras, de repente, se acalló el revertir las reformas, incluyendo la fiscal, de la que nadie parece acordarse.
Andrés tiene tras sí un pueblo absolutamente esperanzado, pero también el peligro cierto de generar una profunda decepción, hecho éste que debe saber gestionar. Su gran problema puede ser que prometió muchas cosas a sabiendas de que, en el ejercicio del poder, los márgenes son estrechos y la mayoría son jugadas obligadas. Dicen los datos de SABA que Meade perdió por ser del PRI y Anaya por corrupto, lo que indirectamente justifica otro dato: que AMLO ganó por cansancio y enojo. Lo que la gran mayoría de los mexicanos le piden ahora es que cumpla lo que prometió. Mantiene intacto su crédito, pero si no lo emplea adecuadamente, puede generar una contrariedad nunca vista, de consecuencias imprevisibles. Será un verano largo y cálido para Andrés, que se va a prolongar hasta diciembre. Pero el flamante presidente electo corre peligro de sufrir ya desgaste antes de tomar protesta, aunque por ahora su equipo está controlando esta sobreexposición ante los medios, por otra parte inevitable. Con todo y el extraordinario asenso otorgado, la contradicción que puede ir de sus dichos a sus hechos le pone en riesgo desde antes de iniciar su mandato. Una cosa fue predicar y otra será dar trigo. El público afirma que ganó en gran parte por demérito de sus rivales, así que, aunque sus pecados se perdonen con más facilidad, debe prepararse para el invierno.