Los datos de la última encuesta de SABA muestran advertencias negativas de primer orden a la mayoría de las variables de consenso a la labor del presidente Andrés Manuel López Obrador. La aprobación, alcanzó  57.4%. Previamente registró un  nivel medio del  64.5%; la desaprobación llega al 33.5%, siendo el 27 de enero del 19.9%; destaca también el porcentaje de calificaciones bajas (de 0 a 5) que catapulta al  37.7%, cuando el 2 de febrero era 17.6%; marcando tendencia al alza.

 

Sobresalen como hipocentros de estas variables los jóvenes 18-25 (Z/centennials 1994-2010), solteros, las personas educadas e informadas, con más de 15 años de estudios, y quienes tienen acceso a internet.  Elementos para reflexionar si acaso Morena quisiera reconsiderar su actitud respecto a la selección de candidatos.

 

Es obvio, como sucedió en marzo 2020, que la actitud indolente al feminismo por parte del presidente afecta su imagen. El ocho  de marzo será un problema recurrente, si mantiene su actitud al respecto. Sin embargo, a medida que revuelque otras agendas en La Mañanera es posible que se desvanezca. Como sucedió el año pasado, que permanezca es labor de los ciudadanos, mujeres y defensores de derechos humanos. Es punto de inflexión para la oposición, puesto que en esta última encuesta registra atisbos de mejora a considerar; por ejemplo, sube  al 14 %, la  identificación con la alianza PRI-PAN-PRD y baja el indicador como peor político, para el expresidente Enrique Peña Nieto. De alguna manera mejora su imagen al registrar  10.5% cuando el 5 de enero era 25.9%;

 

AMLO siempre se autoproclama humanista, antes que feminista. Ciertamente ha dado muchas posiciones a las mujeres en su gabinete, pero. ¿cuál es la razón? Bajo un enfoque humanista se los ha otorgado, tal cual hace un padre que da a la hija las tareas de cuidado a la familia, o que espera que la esposa y abuela atienda las labores de la casa. Para eso están hechas en su imaginario. Reconoce que una mujer es una buena empleada, tiene menos probabilidad de deslealtad y corrupción, trabaja profusamente, es mucho más “humana y sensible” en su lenguaje, está acostumbrada a eso. Lo entiende y lo acepta, pero de ninguna manera puede razonar su enojo y rabia ante el maltrato. De hecho, su sequito de mujeres lo apoya incondicionalmente. Es inconcebible que mujeres antes feministas ahora rindan pleitesía a sus ideas. No hay otra forma de estar a su lado. Con tal de permanecer, ese grupo antes combativo le prodiga obediencia absoluta.

 

Para él, lo único valioso por lo que pasará a la historia es por su afán de combatir la corrupción y ayudar a los pobres. Como un hombre bueno, ve como su primordial tarea reducir la pobreza. “Primero los pobres”, aunque para los pragmáticos economistas y neoliberales, sus métodos sean errados.