Con el civilizado y democrático reconocimiento de su derrota, Xóchitl cierra esta etapa intensa de la sucesión presidencial.
La polarización que induce irracionalidad e insensibilidad fue el gran soporte para el triunfo de Claudia. Durante meses advertimos que la estrategia de confrontación, aunque catártica, solo consolidaba la polarización, en abono a la causa de AMLO y de Morena. Muchas veces afirmamos que el mayor activo de la 4T, era la oposición.
Siempre tuvimos la esperanza de un gran desinfle de Claudia en las urnas, pero no se dio. Alguna explicación tendremos de ello en los próximos días; una posibilidad es la intensa promoción de la oposición a ejercer el voto, cuando la abstención era la esperanza de cerrar la brecha en la correlación de fuerzas.
Xóchitl se despidió diciendo que nos vemos en tres o seis años. Al propio tiempo amenazó con tomar las calles de ser necesario. Yo creo que no se debe despedir; que desde ya debe perfilarse como la candidata de oposición para el 2030. Pero que debe seriamente desembarazarse de algunos personajes, depurar su equipo y buscar el apoyo y respaldo de los influyentes sectores sociales que no se sienten identificados con la 4T.
Respecto de las encuestas, una cosa quedó evidenciada: La campaña que hizo un uso propagandístico sistemático y descarado de las encuestas, con la complicidad de Ciro Gómez Leyva, fue la de Xóchitl, quedando claro, una vez más, que hacerse pendejos solos, pretendiendo hacer pendejos a los demás, en lugar de ver de frente a la verdad, es una estúpida estrategia, muy propia del vector panista de la coalición opositora.
¡Ojalá aprendan!
Salvador Borrego, Ph.D.
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