Cuando todos piensan lo mismo, es probable que ninguno esté pensando. – Walter Lippmann

Tras esta pasada semana, en el que el protagonismo en los medios ha estado repartido entre las fallas en las infraestructuras y la gira centroamericana y caribeña del presidente, los datos de SABA Consultores indican que los porcentajes de aprobación de AMLO siguen en plena estabilidad. Apenas hubo cambios en cuanto a Andrés Manuel, salvo un descenso en los deseos de que repita como presidente, compensado por una vigorosa advertencia favorable en el rubro de mejores políticos. Nada fuera de lo normal, incluyendo la presencia en los hipocentros de las escasas variaciones a quienes reciben apoyos sociales, cuando las alteraciones son a favor de AMLO, y quienes no los reciben cuando son en contra.


Hay un detalle importante al respecto de quienes perciben subsidios gubernamentales que es obligado comentar. Se ha observado desde hace un mes un descenso en el número de perceptores, que se agudiza en esta medición, lo que hace que se encadenen cuatro avisos negativos consecutivos, y que el promedio descienda hasta un aún nada despreciable 50,9 %. Sin embargo, y a pesar de que reiteradamente se ha observado una correlación entre el aumento de los apoyos y la aprobación al presidente, esta por ahora no se ha resentido. Lo fácil sería negar la mayor, como es deseo de muchos, afirmando que no existe tal correlación.


Pero eso sería rechazar también dos evidencias: la constatación de que esa realidad ha existido durante dos años, y otro hecho que nos informan las Cartas de Navegación Política, como es que la única fortaleza sólida de AMLO, desde hace muchos meses, es precisamente el estrato de quienes perciben apoyos. Así que cabe la posibilidad de que esa correlación esté desapareciendo, lo cual solo se podrá confirmar en las próximas semanas, o de que estemos en el umbral de un cambio de tendencia en el que lo que antes hacían cobrando, ahora lo hagan gratis. Personalmente veo ese cambio improbable, y pienso que lo más factible es que el porcentaje de las ayudas vuelva a estabilizarse al alza sin que, mientras tanto, AMLO sufra mayor desgaste. Eso, salvo que realmente al gobierno se le estén agotando las fuentes de recursos, lo cual sería ya harina de otro costal. Lo sabremos sin mucha tardanza.


El otro hecho destacable es el repunte de Marcelo Ebrard en dos indicadores importantes: el “Top of mind” de candidatos a la Presidencia y las preferencias para esa misma instancia entre los seguidores e hipotéticos votantes de Morena. Esto lo sitúa, en el primero de los rubros, compartiendo liderazgo con el gran tlatoani. Todo un honor. En el de las preferencias internas, todavía no se despega de Sheinbaum. Por el lado de la oposición, Luis Donaldo Colosio vuelve a recibir aviso favorable, que lo confirma como el gallo preferido para liderar una coalición. El preferido de los ciudadanos, no de SABA, como a veces confunden con mejor o peor intención quienes interpretan los datos que comentamos. La mala noticia para Colosio es que, tras el ajuste de los márgenes de error que proporcionan los sucesivos monitoreos, ya no empata en los cruces electorales con ninguno de los dos que destacan en las preferencias de los morenos, esto es, ni con Marcelo Ebrard ni con Claudia Sheinbaum.


Ya hemos dicho que lo que atrajo a los medios durante la pasada semana fueron los gravísimos problemas en las infraestructuras y la gira del presidente. Esto último fue la sugerencia mediática del gobierno, siempre al pendiente de marcar la agenda, aunque las prioridades sean muy otras. Porque, a no ser que desde Palacio de Gobierno alguien haya hecho una lectura literal del prefijo “infra”, la situación en el tráfico aéreo y el trágico caso de la Línea 12 son cuestiones de primerísimo orden. En cuanto al aeropuerto, y sin entrar en las consabidas carencias del AIFA, desde la lejanía a la dificultad de los accesos, pasando por el polémico camino que siguió su propia construcción, lo más grave parece que con anterioridad al incidente del domingo, pilotos y controladores ya habían advertido públicamente del riesgo y las fallas de la reconfiguración del espacio aéreo. Andrés Manuel, inefable como siempre, reaccionó diciendo que “no hay peligro”, para inmediatamente añadir que convocaría una reunión para “poner orden en el caos”. A estas alturas, confieso que no sé si la maestría del presidente es la de improvisar el orden o programar el caos. O viceversa.


Por otra parte, no deja de ser llamativo que el responsable de la construcción de la Línea 12, Marcelo Ebrard, y la de su mantenimiento, Claudia Sheinbaum, encabecen las predilecciones de los seguidores de Morena. Diez funcionarios de Marcelo han sido acusados de homicidio culposo, mientras que un peritaje independiente de las víctimas señala fallas en el diseño, en la construcción y en las tomas de decisiones en cuanto a las revisiones. Máxime después de un sismo como el sucedió en 2019. Todo alcanza de lleno a los dos favoritos, y quienes los anhelan parecen cabecear hacia el lado del golpe. Dice la RAE que “improvisar” es “hacer algo de golpe, sin estudio ni preparación”. Esa parece ser la especialidad de la 4T, salvo en lo único que emplea todo su esfuerzo: en la propaganda mañanera encaminada a marcar la agenda política. Dado que el último empeño en ese sentido ha sido vincular el destino de la política internacional de México con el de Nicaragua, Venezuela o Cuba, y escenificar esa sintonía junto al mismísimo Díaz-Canel, lo difícil es saber cuándo son mayores los dislates, si cuando el gobierno improvisa, o cuando lo programa todo minuciosamente.