No comparto, en absoluto, la emoción que muchos manifiestan porque una mujer llega a la presidencia de México.
No puedo celebrar la consecuencia de múltiples ilegalidades en las que participó, ante los ojos de todo mundo, el mismísimo presidente, que juró en falso cumplir y hacer cumplir las leyes mexicanas.
Es claro que Claudia llegará a la presidencia sin legitimidad de origen, precisamente porque no llega respetando las reglas de competencia.
Seguramente sí tendrá el otro tipo de legitimidad (por ejercicio del poder), que requiere una aprobación superior al 50%.
Con todo lo anterior, como ya antes he señalado, abrigo la esperanza de que Claudia haga un gobierno racional, cosa que es de esperarse dada su formación académica.
Creo, por otra parte, que Omar García Harfuch tiene todas las credenciales para bajar los índices delictivos y, de ser así, dado que la inseguridad es el principal problema de México, muchos estaremos satisfechos y agradecidos.
Le esperan grandes retos a Claudia. Quizá los dos más grandes serán el económico, que complicará los onerosos programas sociales, y lidiar con AMLO y su ralea; quizá los gringos le facilitarán este último.
Decía el sabio Don Jesús Reyes Heroles que a los hombres se les conoce en el poder. Por supuesto que tal sentencia es válida también para las mujeres. ¡Pronto sabremos quién es Claudia! ¡Ojalá sea para bien!
Salvador Borrego, Ph.D.
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