En los números obtenidos por Saba Consultores hasta el 23 de julio se destaca, obviamente, el hecho de que a pesar de que un 33.4% de los entrevistados se mostró preocupado por los diferentes incidentes de violencia, la niña asesinado u otros hechos similares, de todas formas el gobernador Rodrigo Medina obtiene, ese día 23, un 7.2 de calificación en seguridad. Esto podemos atribuirlo al hecho de que el diario El Norte y en general los medios de comunicación, presentaron lo de la niña asesinada y lo de la familia desparecida como acontecimientos “en Tamaulipas”, creando hacia Nuevo León una sensación de relativo confort comparado con el estado vecino en la percepción de la ciudadanía. Esto además de las cifras dadas a conocer esta semana sobre disminución en diferentes delitos aunque otros, los de menor impacto, se mantienen al alza. Por otro lado, es importante indagar cuál es el efecto que está teniendo en la subjetividad de los ciudadanos el nulo crecimiento de la economía, que ahora el Fondo Monetario Internacional vuelve a subrayar, cuando corrige a la baja (a 2.4 %), sus estimaciones de crecimiento para el país. Para descubrir el efecto de esto es necesario utilizar nuestros dos parámetros básicos, el de la Tendencia Decreciente del Bienestar General (TDBG) y el de la Tendencia Creciente de la Anomia Social (TCAS). Desde esta perspectiva nos damos cuenta de que los partidos políticos, todos ellos, cuentan solo con un 27.2% de los entrevistados que se identifican con alguno de ellos y que, si necesariamente tuvieran que votar, un 48% no votaría por ninguno de ellos. Esto en un universo en donde un 50.2% de los entrevistados sufre algún tipo de dificultad económica que van desde regulares a graves y los solventes y estables son solo un 29.2%. Es en ese universo en donde la anomia social avanza, causando un desprendimiento emocional e intelectual de gruesas capas de la población en relación a la clase política y esa parece ser la situación dominante en Nuevo León y ni siquiera los “disidentes” como Jaime Rodríguez o Mauricio Fernández han podido alterarla. En cuanto a los buenos números obtenidos por Ivonne Álvarez, no tenemos explicación alguna que no sea una fuerte, pero no visible, dosis de asistencialismo electoral con recursos públicos; la utilización del «efecto chavana» en sus giras, eventos o visitas domiciliarias