Por los números obtenidos por Saba Consultores en sus mediciones hasta el 16 de julio, podemos afirmar que el misil lanzado por el Diputado Javier Treviño para desarticular el show mediático “frívolo” en que se ha convertido la contienda por la gubernatura en Nuevo León, no funcionó y apenas pudo elevar el “rating” o conocencia de Ildefonso Guajardo el “de la capacidad y no la popularidad” –como lo puso el diputado Treviño – a un 33.0 % en su mejor día de la semana. Ese porcentaje no está nada mal para un político que no está en el candelero local y que carece de cualquier gramo de carisma. El misil del diputado Javier Treviño podría también ser visto como un intento de dar una “alerta roja” a la clase política local que con su espectáculo ha causado que ya solo un 31.1 % de los entrevistados se interesen por la política, o al menos por ese tipo de política. Por esa razón, nosotros agregaremos ahora a nuestra evaluación un nuevo parámetro, además de los ya conocidos TDBG y la TCAS, que será el “efecto chavana”, es decir, aquello que utilizan los políticos para posicionarse entre un público desinformado y despolitizado, mediante el truco del “populismo verbal” y mediante la organización de festivales, fiestas etc., despolitizando aún más a la gente. A Margarita Arellanes y a Ivonne Álvarez les funciona de manera muy efectiva este “efecto chavana” y por ello encabezan la conocencia con 89.2% y 81.1% de los entrevistados el día 16, colocándose muy por encima de Fernando Elizondo o Mauricio Fernández. Las dos aspirantes tienen su hipocentro o base de apoyo principal entre jóvenes de 18 a 25 años, en su mayor parte y entre estudiantes en general. El “efecto chavana” es más eficaz, por supuesto, si va acompañado de una buena dosis de asistencialismo electoral aplicando los recursos de Sedesol ya sea estatal o municipal. Quisiéramos agregar aquí un comentario adicional sobre la raquítica respuesta que recibió de la clase política local el misil lanzado por el diputado Treviño: Nadie respondió a su argumento sobre una “grave crisis financiera y política” ni a su exigencia de promover la idea de Monterrey como “el Houston de México” en base a los recursos del gas shale, una idea muy vulnerable y fácilmente refutable, pero que la clase política no supo responder por “pueblerismo” y por, efectivamente, estar metidos en el “cortoplazismo” y “la grilla” como señala Treviño.