El verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquel que reparte botines, donaciones y regalos. – Plutarco.
Aparentemente, la principal noticia que nos da el monitoreo de SABA Consultores del pasado lunes es que, prácticamente, no hay noticia.
No la hay en el sentido de variaciones llamativas en los indicadores más importantes, a saber: la aprobación y la desaprobación de AMLO confirman su estabilidad, estando la primera, como es habitual, en torno a 60 %; su calificación media asciende levemente; sus valores en los rubros de mejores y peores políticos, o en el “Top of mind” de aspirantes, permanecen también sin grandes cambios.
Diríase que cualquier observador ajeno a la realidad diaria pensaría, con estos datos, que México es una balsa de aceite bajo la sabia conducción de Andrés Manuel. Cabría pensar que la reciente cumbre trilateral pudo afectar sosteniendo los números del Presidente, pero nada en el análisis de la reunión de líderes lo explicaría.
La detención del “Chapito” fue, claro está, un éxito, pero la inseguridad y la violencia alcanzan picos que incluso los observadores internacionales señalan como nunca vistos. Los graves acontecimientos del metro de Ciudad de México, que vistos globalmente, alcanzan a Ebrard en su origen, a Sheinbaum en su gestión actual, pero también al propio AMLO, responsable último de los recortes en mantenimiento, podrían haber afectado negativamente a todos. Pero las dos “corcholatas”, aunque mantienen tendencias divergentes que favorecen a Marcelo, siguen también en empate técnico.
¿Será la bonanza económica el motivo de la conformidad popular? Nada de eso. Acabamos de saber que la inflación es la más alta en 20 años. Todo ello tiene cumplido reflejo en el “Top of mind” de acontecimientos. ¿Qué es lo que apuntala, a pesar de este panorama, a Andrés Manuel? La respuesta, para quien siga las mediciones de SABA, está a la vista desde hace mucho tiempo, y no es otra que la profusión de apoyos sociales, que sí registra un aumento relevante en este monitoreo.
Hubo una nueva inyección de dinero, que es lo mismo que decir una nueva dosis de anestesia a una mayoría empobrecida, que sin embargo es la que, al presidente, según sus propias palabras, le interesa como apuesta segura. No así las desagradecidas clases medias, que parecen ser el enemigo a abatir. Porque, en lo que se refiere a los adversarios políticos, hace tiempo que Andrés Manuel, en términos boxísticos, entrena “haciendo sombra”. Dense cuenta de que el asidero más firme que se perfila entre la oposición, y más ahora que el PAN lleva la mano, es un personaje tan novedoso como Ricardo Anaya. No es raro que, desde la 4T, perciban una especie de poder omnímodo, y que el candidato que designe Morena sea, como antaño, virtual presidente desde la misma línea de salida.
Sin embargo, no conviene olvidar que la democracia es la ley, no la mayoría en sí. Una mayoría puede cambiar, aunque haya quien no lo crea, de un día para otro. Lo importante es lo permanente, el marco de convivencia, que es lo que está hecho añicos en México, donde los periodistas no pueden ejercer su labor sin temer por su vida, o una familia tiene que plantearse renunciar a un viaje por carretera ante el miedo a un asalto.
El poder adquisitivo desciende dramáticamente, por más que unas exiguas dádivas mantengan bajo anestesia a casi dos terceras partes de la población. La cual, como también atestiguan los datos, cada vez muestra menos interés por la política, que le resulta algo ajeno y lejano.
Más vale despertar, porque la situación va a convertir el voto en un ejercicio de defensa propia.
Monitoreo Nacional 09/01/2023