No me detendré mucho en el perfil psiquiátrico de AMLO, porque no es mi especialidad. Solo diré que la vez pasada que lo catalogué como Sociópata, un Doctor en Psicoanálisis amablemente me escribió, para darme su diagnóstico sobre AMLO: Psicópata Narcisista Maligno.

 

Por supuesto que de un engendro así se pueden esperar muchas cosas terribles, pero yo me quiero detener solo en sus afanes por destruir gremios enteros. Veamos:

 

  1. Al gremio de los intelectuales. Recuerdo cuando en la elección del 2006 Enrique Krauze se refirió a AMLO como Mesías Tropical. Le pidieron una reacción a la publicación, y no le entró al toro; dijo que con Krauze no se iba a confrontar. Ya en el poder, le salieron huevitos, y arremetió no solo contra Krauze, sino contra todo el gremio crítico. Los resultados han sido dispares. Algunos han sufrido el despido y la reducción severa de ingresos, pero otros han encontrado cobijo en los esquemas modernos de difusión y monetización cibernética (¿y cuánto gana Loret?). Esta confrontación continuará, y solo que el triunfo de AMLO sea histórico, como los de Juárez, Madero y Cárdenas, los intelectuales, que escribirán la historia, se lo van a chingar y lo colocarán en su basurero.

 

  1. Al gremio de los encuestadores. A nosotros sí nos vino a partir la madre y ni quien nos defienda o se conmueva. Somos un campo profesional que vive del deseo de los poderosos de conocer la Opinión Pública, que sucumbió ante el mantra “es un honor estar con Obrador”. Algunos desaparecieron, otros vendieron su alma y entraron al mundo de la propaganda, y unos poquitos sobrevivimos de milagro, en espera siempre, del manotazo final que nos desaparezca.

 

  1. El gremio de los médicos. Difícil de entender por qué se ensañó AMLO con los médicos. Les escatimó las vacunas contra el COVID que debieron ser prioritarias para ellos. La nobleza de su profesión se impuso ante el temor a la muerte, que le generó a nuestro país el muy deshonroso primer lugar de decesos por COVID entre el sector sanitario. Deshonra y vergüenza para AMLO, honor y gloria para nuestros médicos, enfermeros, y sector salud. Por si no fuera suficiente la agresión, han infringido a los médicos mexicanos la humillación de traer, a costos estratosféricos, a una caterva puñetera de supuestos médicos cubanos.

 

  1. El gremio de los abogados. Ya de salida, con un muy mal cálculo político, se le ocurre a AMLO agredir al gremio de los abogados, con una reforma al poder judicial que no solo se chinga a Jueces, Magistrados y Ministros, sino que también afecta a todo el gremio. Las reacciones no se hicieron esperar; la condena de los abogados no se limita al ámbito nacional, los abogados del mundo también consideran que el Plan C de AMLO es una hípermamada, de esas que solo le pueden prodigar los Morenos a su amado líder.

 

Las consecuencias de esta última arremetida todavía están por verse. En contraste con los médicos y su noble misión, la vocación definitoria de los abogados es el conflicto. Son por naturaleza pedógenos (proclives a hacerla de pedo), a grado tal, que en las crónicas de la Nueva España se pedía a la península que no les enviaran abogados, para que no desmadraran las cosas en el Nuevo Mundo.

 

En consecuencia, ¡echarse encima a todo el gremio abogadil del orbe!, luce poco menos que suicida. Sí, ya sé que para la mayoría de los mexicanos AMLO es más fuerte y más poderoso qué Supermán, pero créanme que los abogados, con el apoyo de los estudiantes, y las tentaciones inevitables de un sector de Morena que en Marcelo Ebrard parece asomar su rostro, le podrían dar al traste a los sueños de opio (ilusiones irrealizables) de los disque duros de Morena, que siguen pretendiendo obtener de nuestra democracia, su pinche dictadura.

 

¡Ya veremos qué pasa!, ¡Yo le voy a los abogados!

 

Salvador Borrego, Ph.D.
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