“A nada le temo más que a la pendejez”, es una frase que me privó de la convivencia regular, semanal, con un grupo de distinguidos priistas que habían disfrutado las mieles del poder al más alto nivel, pero que, extrañamente, apoyaban a AMLO para la presidencia.
¡Y la tercera fue la vencida! Muchos mexicanos, entre ellos los antes referidos compañeros, viendo en AMLO algo que yo nunca pude ver, votaron por él, y empezó una interminable cadena de pendejadas, que viene a culminar con el llamado Plan C, que pretende desmadrar al Poder Judicial, destrozando sueños, ilusiones, y patrimonios de más de 55 mil trabajadores y sus seres queridos.
Ni la Iglesia, ni los empresarios, ni los estudiantes, ni los jueces de todo el mundo, ni los embajadores de EUA y Canadá, han podido convencer a AMLO de que el Plan C es también una pendejada, aún más perniciosa que las anteriores.
En estos días, en estas horas, se está librando una lucha muy interesante con relación a este famoso Plan C. Los mortales tenemos acceso solo a una pequeña parte de la trifulca, pero es claro que por debajo de la mesa están las patadas y piquetes azteca a todo lo que dan.
Íntimamente ligado al Plan C, está el tema de la sobrerrepresentación. La Suprema Corte de Justicia está considerando un tema de interpretación constitucional que, hasta donde entiendo, podría amarrarle las manos a los del Tribunal Electoral, que todo indica tienen una actitud obsequiosa (nalgas prontas) para con AMLO.
Como siempre no sabemos qué pasará, pero da la impresión de que AMLO ya está como el Juan Charrasqueado de Don Víctor Cordero: Como que sus mujeres se aconsejan y se van, y son muchos hombres, no lo vayan a matar.
Salvador Borrego, Ph.D.
saba@sabaconsultores.com
sabaconsultores.com
youtube.com/c/SabaConsultoresVlog
8110664872