Según los datos de SABA Consultores del pasado día último de enero, su repunte es espectacular en todos los indicadores, teniendo, también prácticamente en todos, alertas positivas con valores récord. Así sucede en aprobación, desaprobación, calificación media, además de en el porcentaje de quienes desearían su continuidad en caso de una consulta.

Favorecen todo lo anterior, como siempre, quienes reciben apoyos sociales, que no por casualidad en este día también alcanzan un porcentaje récord desde el inicio de las mediciones.

Dos variaciones se dan en relación con lo anterior: en primer lugar, un doble aviso favorable para Morena en identificación e intención de voto. Que es consecuencia del fortalecimiento de AMLO es evidente, pues quienes lo aprueban son los que favorecen la mejoría de su partido. Sucede exactamente lo mismo con las alertas positivas que reciben Sheinbaum y Ebrard en intención de voto. Este último, además, también repunta en respuesta espontánea sobre candidatos, después de haber tragado lo intragable sin mover ni una ceja. El público conocedor aplaude la docilidad borreguil del canciller, porque en el fondo se trata de hacer lo que diga don Andrés. Lo demás da un poco igual.

De retruque, aparecen otros datos dignos de reflexión. Los tres presidentes anteriores, Fox, Calderón y Peña, reciben sendas alertas negativas como peores políticos, lo cual no es casualidad. Obedece a un movimiento reflejo, algo así como que si AMLO es malo, peores eran estos.

Igualmente, reseñable es la presencia, favoreciendo las mejorías de los “presidenciables” de Morena, de las clases medias, seguramente en busca de su supervivencia, porque ya es probable que los malvados aspiracionistas estén aflojando el cuerpo ante lo que evidentemente hay: más AMLO después de AMLO.

Con esto no quiero decir que el desplome, que también se observa, de Colosio sea definitivo. En todo caso, el alcalde de Monterrey hace bien en retirarse de los focos y evitar desgastes prematuros. Está verde, verde.

Que esta situación de mayúscula mejoría de los datos del presidente se dé inmediatamente después de que la actualidad de la semana anterior haya sido gobernada por la casa de su hijo en Houston, dice mucho de las tragaderas de sus seguidores, muy comparables a las de don Marcelo. Y no es que haya sido cosa de los medios: el “Top of mind” confirma que la atención ciudadana también estuvo centrada en el asunto.

Las explicaciones de Andrés Manuel han sido tan exiguas como las que en su día dio Peña por la “casa blanca”. Que se investigue, nada hallarán. Es probable, pero el punto aquí está en que la vida de José Ramón casa poco con la austeridad republicana que predica su papá, por eso el acervo popular ya ha bautizado la mansión en Google Maps como “la casa de los austeros”.

Parece que el heredero no se conforma con un par de zapatos. El padre de la criatura lo que nos ha venido a decir es que su primogénito simplemente ha dado lo que se suele llamar un braguetazo. Nada que objetar en ese caso, al fin y al cabo es una de las formas más antiguas de permeabilidad social, por eso las clases dominantes han procurado siempre frenar la llegada de advenedizos a sus círculos, y en tiempos pasados hubo tanta endogamia que muchos salieron literalmente tontos. En cambio, José Ramón no parece tener de tonto un pelo, porque la dama, además de tener posibles, es sugerente y atractiva. Sobre los encantos del heredero de los López no hablaré, porque lo que se ve, como diría Juanga, no se pregunta.

Sobre lo que no se ve, pues allá con las investigaciones, pero a la vista de que el vástago no es pendejo, difícilmente habrá dejado cabos sueltos. Y si los hay, para eso su papá mantiene con el pueblo bueno este romance de pago que todo lo tolera.

Porque en el fondo, ahí está el detalle. La apabullante y repentina mejoría de los datos del presidente, habida cuenta la estabilidad previa, no tiene una explicación coyuntural desde el punto de vista estadístico. Por ejemplo, no hay más presencia de los de menos ingresos en este monitoreo. Simplemente ha habido una vez más una correlación entre el respaldo a AMLO y el aumento de las ayudas sociales.

El problema es que esa idea de la redistribución de la riqueza choca de frente con la falta de producción de la riqueza misma, como claman los datos económicos. La caja ni es eterna ni es inagotable, incluso si se tiene la terriblemente errónea idea de que “el dinero público no es de nadie”, como en su día afirmó una ex ministra del gobierno de España, de cuyo nombre les prometo que no quiero ni acordarme.


La realidad es exactamente la contraria: el dinero público es de todos, y sin un tejido industrial y empresarial que genere riqueza, la fiscalidad redistributiva es imposible a medio plazo. Por eso las clases medias están en vías de extinción, y por eso la “austeridad republicana” no funciona desde el punto de vista económico. Sí lo hace, por ahora, desde la perspectiva política, porque consiste en mantener una red clientelar a imagen y semejanza del priísmo más populista y autoritario.

El braguetazo del retoño es lo de menos. Lo malo es que con mucho menos se están conformando una pléyade de hambrientos que la 4T prefiere ver agarrando un pez de su mano antes que enseñarlos a pescar. Ellos no tienen tanta culpa. Al fin y al cabo, peca más quien paga por pecar, que el que peca por la paga.