A pocas semanas de encaminarse rumbo al basurero de la historia (la mayoría de los mexicanos piensan que ascenderá al Olimpo nacional, junto a Juárez, Hidalgo, Madero, Cárdenas y el Niño Fidencio), nos mete AMLO en el embrollo de la Híper-mamada del Plan C.

 

El Plan C mandaría muchas cosas a chingar a su madre, en buena parte, merecidamente. El periodo neoliberal generó una pinche burocracia “honesta”, que desperdició una oportunidad de oro de darle cabal sentido al ideal de la democracia liberal. Mucho de lo que les critica AMLO es irrefutable; el problema, el problema de siempre que marcó a este sexenio, es que los remedios de AMLO han sido peores que las enfermedades.

 

Dicho de otro modo, las cosas no estaban del todo bien, y AMLO las ha dejado del todo mal, y pretende, en su amarga retirada, dejarlas del todo peor.

 

El Plan C depende de la sobre representación para Morena y aliados en el Congreso, y la sobre representación depende de los ministros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

 

No exagero al afirmar que: el futuro de México depende de la decisión de los ahora seis ministros, que calificarán la elección y determinarán la asignación de los plurinominales.

 

¿Qué va a pesar en el ánimo de los ministros a la hora de decidir?

 

  1. En primera instancia que, de acuerdo a su propio fallo, la elección fue fraudulenta, por el cagadal que hizo AMLO.
  2. Está cabrón que se echen el tiro de anular la elección presidencial, pero si les pudieran dar ganitas de no darle gusto a AMLO en lo de la sobre representación.
  3. Una fuerte motivación para no darle la mayoría calificada a Morena y aliados es que las primeras víctimas del Plan C serían los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial; quedarían de patitas en la calle.
  4. Dicho de otro modo, aprobarles la sobre representación sería como aceptarles una soga, para que se cuelgue con ella todo el gremio judicial.
  5. El Tribunal Electoral podría disculparse con AMLO diciéndole, como el chinito: “Es que así yo mejolo, pelo no mejolo de mejolal; mejolo de mejolí”
  6. Por otra parte, las presiones sobre los ministros deben ser terribles: el drama de miles de familias que ven esfumarse sus sueños, y enfrentan la amenaza de ser lanzadas a un abismo de penurias (ya hay registro de infartos por el estrés); y los colegas del gremio de abogados que claramente se han manifestado por atender el espíritu de las leyes (en este caso, evitar el despotismo), más que a su letra, que al fin y al cabo ya nos dijo AMLO que no le salgan con que la ley es la ley.
  7. Un fallo en favor de la sobre representación, convertiría en un infierno al entorno social inmediato de los magistrados del Tribunal Electoral. Se conoce que las personas en condición de indecisión optan por alinearse con su entorno social inmediato.

 

Así las cosas, compañeros. Será lo que será, y no será lo que no será.

 

Salvador Borrego, Ph.D.
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