Peña no se recupera – La opinión cuestiona el trabajo de Mancera
Movimientos en MORENA de Ciudad de México – El matrimonio gay, una cuestión civil

Dice la Real Academia de la Lengua que un axioma es una proposición tan clara y evidente que no requiere demostración. Por ejemplo, hace unos días la precandidata Margarita Zavala afirmó que no le preocupaban las encuestas, porque según ella “todo el mundo sabe que las encuestas son como una fotografía”. Y, si, todo el mundo sabe que las encuestas tradicionales lo que hacen es retratar una posición fija, la opinión en un momento determinado, y dicha afirmación puede considerarse axiomática, y por tanto, no requiere demostración por evidenciarse cierta. Tampoco requiere más evidencia el fracaso reiterado de la encuesta tradicional, que sin embargo hace tiempo que ha sido superado por el método de SABA Consultores, que logra transformar la anticuada fotografía inmóvil en una dinámica película de la evolución de la opinión. No sólo a la candidata del PAN, sino a muchísimos otros políticos, mexicanos o no, les sería de gran utilidad interesarse por entender la metodología de SABA, máxime cuando a día de hoy está a disposición pública en Nuevo León y Ciudad de México.

En la última medición que realizó SABA en la capital, observamos que tanto el Jefe de Gobierno Mancera como el Presidente alcanzan valores record en desaprobación, con un 73,7 y un 65 % respectivamente. En el caso de Peña, la causa directa parece ser la visita de Trump, que ha sido el tema dominante en la mente de los capitalinos, con un 16,7% en el “Top of mind”. No hay nada como un enemigo exterior para unir a un pueblo, y en este caso pocos personajes internacionales pueden compararse en cuanto a capacidad de concitar iras como el candidato republicano. Al punto de haber eclipsado totalmente el informe de gobierno de Peña y haberle costado aparentemente el puesto a Videgaray, que se ha ido sin tener que pasar el trago de dar la cara al aplicarle a los mexicanos de a pie y a los gobiernos de las entidades la píldora de los recortes presupuestarios. Parece que el gran beneficiado en el gabinete es Chong, que hasta el nombre tiene de frío y calculador villano asiático salido de una película de serie B. Pero queda mucho para 2018 y tal vez Videgaray no haya dicho su última palabra. Tomen nota: a menor exposición, menor desgaste, esto es otro axioma.

En cuanto a Mancera, y aunque recibe niveles similares de aprobación que en mediciones anteriores (30%), sigue en números muy bajos y ni siquiera ha sabido aprovechar el innegable logro de estar a punto de dotar a la Ciudad de México de Constitución propia. De hecho, el motivo por el que el mayor porcentaje de los entrevistados dice desaprobarlo es que no hace nada. Y para colmo, a la pregunta sobre qué logros le reconocen, nada menos que un 46,1% contestó que ninguno. Tal vez se muestre demasiado ocupado en el difícil equilibrio entre mantener su imagen de independiente, aunque gobierne por el PRD, y liderar una candidatura progresista a las presidenciales. Un axioma más: no se puede servir a la vez a dos amos.

El considerado mejor político sigue siendo AMLO, con un 6,9%, mientras que los peores son todos para el 16% de los preguntados. En esta última medición, a la pregunta de quién le gustaría que fuera el próximo Jefe de Gobierno, aparece a la cabeza Ricardo Monreal por delante del propio López Obrador. Hay que apuntar aquí que el líder capitalino de MORENA, Batres, ni siquiera fue mencionado por los entrevistados en respuesta abierta, y quedó muy desplazado en intención de voto tanto por Alejandra Barrales (10,1% en intención directa y 30,9% en proyección electoral) como por Bertha Xóchitl Gálvez (8,2% y 25,2%), quedando Batres con tan sólo 6,9% y 20% respectivamente. Ya decíamos que pronto recibiría las indicaciones del gran jefe y vaya si llegó el recado: le ha designado nada menos que al joven Andrés Manuel, el hijo y heredero, a controlar el proceso electoral en la capital. Entre los dogmas y axiomas que maneja AMLO no está, que sepamos, el de la santísima trinidad, pero tras el padre y el hijo no sabemos si vendrá el espíritu, aunque no sea santo. Aunque hay dos verdades inmutables para AMLO: en México gobierna la “mafia del poder” y en MORENA manda él.

Y hablando de posturas dogmáticas y verdades inmutables, ahí hemos tenido las marchas pro y contra el matrimonio gay. Primera observación: dicha cuestión no aparece ni entre los problemas que los capitalinos consideran que tiene la Ciudad de México ni entre los temas dominantes en su pensamiento. Ni siquiera se nombra tal problema (si es que lo es) a pesar del ruido que se ha hecho en la calle y de la amplia cobertura que han dado los medios. Aquí nos encontramos con otra verdad casi irrefutable: una cosa es lo que necesites y otra lo que te quieran vender. Está claro que no es una cuestión prioritaria más que para los afectados, por mucho que nos intenten convencer de lo contrario e intentar polarizar a la sociedad mexicana, cuyos problemas son muy otros. En mi opinión, la cuestión es sencilla: los derechos civiles son los mismos para todos, y además están ya reconocidos como jurisprudencia. Se trata, por tanto, de dar cobertura legal a una realidad. Una cuestión civil y nada más. La Iglesia tiene tanto derecho como cualquier otro colectivo a expresar su opinión, lo que no entiendo es por qué lo hace: hace tiempo que, venturosamente, Iglesia y Estado caminan separados. Así que el gobierno es libre, puede y debe ser sensible con los colectivos minoritarios y la Iglesia es muy libre también de dictar normas religiosas para sus feligreses, que las cumplirán o no. La ley no va a obligar a la Iglesia Católica, ni a ninguna otra, a casar homosexuales según su rito, así que cada uno en su casa y Dios en la de todos que hagan lo que estimen oportuno.

Yo fui educado en el catolicismo, y dentro de él me siento, cuando menos a título cultural. Sin embargo, estoy más cerca de la heterodoxia que del dogma, porque en mi opinión nadie posee el don de lo arcano (menos, a lo mejor, López Obrador…), y digo como decía Javier Krahe en su canción: prefiero caminar con una duda que con un mal axioma.