Los nuevoleoneses, benevolentes – Leve mejoría de EPN y Jaime
Brindis al sol en el Congreso

Con los datos de la medición de SABA Consultores correspondiente al día 25 de agosto, la primera y muy importante conclusión es que el pueblo nuevoleonés, entre sus muchas virtudes, tiene de forma muy destacada la de la paciencia. No sabemos si santa o no, pero que es paciencia, no cabe duda alguna. Y consecuencia de esa virtud, la de la benevolencia. Otra cosa no explica el descenso de la preocupación por la inseguridad hasta un 38,1 %, registrándose alerta positiva en este campo. Y eso a pesar de que, en el Top of Mind (recordemos que es respuesta espontánea), si bien por detrás del asunto principal, que sigue siendo Medina con un 7,5 %, aparecen la propia inseguridad, las muertes, los robos, la violencia, la delincuencia organizada y hasta una persecución a balazos en plena Avenida Leones. A todo eso le gana Rodrigo. Todo un personaje.

Pudiera ser que las palabras mágicas sobre el clavo que pronunció Manuel González la pasada semana hayan ejercido un efecto de convencimiento sobre la población. Lo dudo mucho, pues en tal caso los encuestados no tendrían en mente los temas antes relacionados, y además tampoco afirmarían en un 63 % de los casos que en los alrededores de su hogar existen robos y asaltos frecuentes. Pero la cuestión es que el pueblo soberano ha tenido una especie de ataque de benevolencia del que no se ha salvado ni el mismísimo Peña Nieto: después de lo que pensábamos que era una caída irrefrenable consigue un repunte en aprobación, con un 22,3 %, y una advertencia positiva en desaprobación, con “sólo” un 67,2 %. Cierto que ambos guarismos siguen siendo desastrosos, pero se acercan a los que arrojaban las mediciones anteriores al conflicto magisterial. Y también teniendo en cuenta que la semana no ha sido precisamente simpática en cuanto a lo que rodea la figura de EPN, con la nueva controversia sobre su tesis y las confusas explicaciones tanto suyas como de su gabinete. El caso es que el enfermo sigue grave, pero pendiente de evolución. Ni él espera milagros, pero quién sabe.

En la misma tónica se mueven los valores obtenidos por el Bronco: repunte en aprobación, con un 38,6 %, y advertencia positiva en desaprobación, la cual desciende a un 62,9 %. Esto, aparte la bondad popular (que llega a extremos de considerar Agua y Drenaje el departamento mejor valorado en plenas inundaciones), seguramente tenga otras explicaciones: se ha sabido que Nuevo León está a la cabeza en la reducción de deuda, dato importante y muy positivo. Y otro dato: esta semana Jaime Rodríguez apenas ha hablado, casi no hizo declaraciones, estuvo prácticamente callado y parece que trabajando. A lo mejor si sigue en esa línea sea capaz de revertir la tendencia negativa que arrastra en los últimos meses.

La cuestión es que, más allá de paciencia y de bondad, tengo para mí que los nuevoleoneses lo que tienen es mucho hartazgo. Y ya saben aquello de que a todo se acostumbra el cuerpo. No en vano, un 68,5 % afirma no sentirse identificado con ninguna opción partidista, lo cual es alerta negativa y valor récord desde la toma de protesta de Jaime Rodríguez. Al final, hay que seguir viviendo haya lo que haya a nuestro alrededor, y cuando lo que nos rodea es caos y ruina, miramos a nuestro entorno próximo, y ahí sí, el nuevoleonés califica su estado de salud, su vida personal y su calidad de vida en general con notas superiores todas al 77 sobre 100. Por eso, de vez en cuando, el pueblo tiene estos arranques de benevolencia, porque a pesar de todo, es feliz. Lo último que ha soportado ha sido ese vergonzoso brindis al sol del Congreso rechazando unas cuentas que ya han prescrito y por cuyas irregularidades nadie va a pagar, aparte de que todos sus responsables eran ya, bastante antes, cadáveres políticos. O sea, que al final, como en el famoso estrambote del soneto de Cervantes: “Requirió la espada, miró al soslayo, fuese… ¡y no hubo nada!”. No abusen de la paciencia ni de la bondad, señores gobernantes, aprovechen el tiempo concedido, porque puede que llegue el día en que el pueblo requiera la espada, pero sí que llegue a haber algo.