Ciudad de México, vista desde Madrid – La violencia y la inseguridad crecen –
Mancera, inoperante – Morena avanza para desbancar al PRD

Me asomo por primera vez a las mediciones que viene realizando SABA Consultores acerca de la opinión pública en Ciudad de México. Vivo en Madrid, y voy a intentar observar desde aquí la evolución del sentir ciudadano en la capital mexicana. Es desde lejos, por la evidente distancia y las múltiples diferencias políticas y sociológicas con el entorno en el que resido, lo cual entiendo que puede añadir un valor imparcial a mis comentarios. Pero también es cerca, porque igual de evidentes son los vínculos históricos, culturales y sentimentales que unen a México y a España, y muy en concreto a las capitales de ambas naciones. Hace años, antes de yo conocer personalmente Ciudad de México, un amigo mexicano me dijo al llegar a Madrid que no podía evitar sentir parecido e identificación entre ambas ciudades. Pude sentir lo mismo la primera vez que mis pies pisaron la Gran Tenochtitlán. Siempre aporta mucho conocer, y así, entre lo distinto y lo afín, lo distante y lo cercano, y a través de su propia opinión, espero aprender mucho sobre el sentir y el ser de los ciudadanos de la capital de México.

Según los datos de la encuesta, en respuesta espontánea, lo que ocupa la mente de los capitalinos es, en primer lugar, la cuestión de las marchas de los maestros, con un 20,1 %. A continuación, robos, con un 7%. Aparecen también dos temas de actualidad: la nueva subida de la gasolina (6,6 %) y el atropello o agresión a un ciclista (3%). El acervo popular ya ha bautizado al agresor como “Lord Audi”, un apelativo con un tinte de maldad aristocrática que no se hubiera dado si el agresivo conductor hubiera manejado un modelo más modesto.

En cuanto al principal problema que los encuestados perciben en su entorno, figura a la cabeza, una vez más, la inseguridad, con un 37,1 % en la última medición, que supone advertencia negativa, y se refleja en la encuesta con una estimación media del 30,5 %. Esta preocupación está claramente al alza, y parece justificada dada la escalada de violencia que lamentablemente se observa a nivel de toda la República, pero también en concreto en Ciudad de México: continúan los asaltos en el transporte y el nivel de delincuencia sigue en aumento. Se percibe este problema bastante por encima de la corrupción (7,2 %) y el mal gobierno (6 %), lo cual habla por sí solo.

La aprobación a la gestión del Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera registra una leve mejoría (28,7 %) respecto a las mediciones de junio, pero no parece significativa, pues a su vez presenta una alerta negativa en desaprobación, con un 63,8 %. El hipocentro de esa desaprobación está entre los que no tienen problemas económicos (se entiende, pues, que ni los tienen ni quieren tenerlos…) La calificación de su gestión en seguridad pública sigue a la baja, esta vez con un 4,6. Da la sensación de que la principal acusación a la que enfrenta la gestión de Mancera es la inoperancia, por utilizar un adjetivo suave: a la pregunta de por qué se le desaprueba los motivos principales son que no hace nada, que no trabaja y que no cumple. Y si pudieran decirle algo, le dirían que se ponga las pilas. Bien, don Miguel Ángel acaba de llegar de sus vacaciones en Canadá, sería bueno que viniera descansado porque así se lo demandan. Se dice que tal vez traiga en mente retocar su gabinete, esperemos que sea para bien. Aprueban de su gestión el área turística, pero este sector se va a empezar a resentir a corto plazo si no mejora la cuestión vital de la seguridad pública.

En intención de voto, Morena continúa a la cabeza, con un 15,9 %, lo cual sigue representando advertencia positiva con respecto a la media, aun cuando el porcentaje desciende respecto a las mediciones inmediatamente anteriores. La proyección electoral le da una ventaja muy clara con un 42,1 % y asienta claramente el terreno que le ha ganado al PRD, que quedaría a mucha distancia con un 13 %. Parece evidenciarse que el extraño pacto PRD-PAN ha tenido consecuencias, y muy negativas para los perredistas, en las preferencias de los capitalinos, de clara tradición de izquierda. AMLO, que observa el escenario mientras llegan las presidenciales, lo sabe y espera sacar réditos de la debilidad del PRD, que no sólo es política sino también económica. Supondría un hito histórico que los perredistas perdieran el gobierno de la capital, que han monopolizado desde que existe como tal. De momento, intentan dar un giro para pactar con Morena, pero aún estamos en la fase de cortejo. Lo que dicen los datos es que Morena demostraría mucha torpeza si deja escapar una pieza tan sabrosa como la capital. La disyuntiva es que el pacto tal vez pudiera interesar a los de AMLO a nivel República, pero no lo necesitan en Ciudad de México. Tal vez el acuerdo incluya una cosa por la otra.

Se avecinan tiempos interesantes, seguiremos observando desde Madrid, tan lejos y tan cerca: aquí también andamos pidiendo a nuestros políticos que alcancen un acuerdo y se pongan a trabajar, parece que eso de laborar es lo que más les cuesta allá y acá. El peso demográfico de la Ciudad de México es sustancial: baste decir que su población equivale a la de países como Suiza o Austria. Gestionar su gobierno, por tanto, no es tarea sencilla. Y menos lo va a ser ahora que su peso político se va a multiplicar, habida cuenta del crucial momento del período constituyente que se avecina. Mancera y el PRD lo tienen difícil, presos de las servidumbres de pactos contra natura y de sus fallas de gestión. La violencia aumenta. Los ciudadanos se quejan. El domingo nueve delegaciones amanecieron cubiertas de cenizas: don Goyo también protesta. Miguel Ángel, ponte las pilas.