Monumental castigo al Bronco, que cae en picado – Todos sus indicadores muestran alerta negativa – Jaime Rodríguez se convierte en Míster Scrooge
Jaime Rodríguez, el candidato independiente que arrasó hace apenas año y medio en las elecciones a la gubernatura de Nuevo León y que generó una corriente de esperanza en un cambio que muchos creyeron posible, ha recibido en el último monitoreo de SABA Consultores el castigo más importante de cuantos ha obtenido político alguno, desde que en septiembre del pasado año comenzó esta serie de mediciones. El Bronco vive, como en la película de Tim Burton, una auténtica pesadilla antes de Navidad. Es tal la cantidad de alertas negativas y valores récord de signo adverso, que se acaba antes enumerando los indicadores en los que esto no ocurre: ninguno.
Vayamos por partes. En el “Top of mind”, aparece en primer lugar el asunto de actualidad, la tragedia de Tultepec, pero rodeado de los siguientes temas: asesinatos, cobro de la tenencia, inseguridad, aumento de precios en general y en concreto de la gasolina, delincuencia. En el indicador sobre cuál es el principal problema de Nuevo León, tras la perenne aparición de la inseguridad, está la corrupción, con alerta negativa. Esta es la alarmante lista que define la situación en la que Jaime Rodríguez tiene al estado que aún gobierna. Son los distintos adjetivos que acompañan al hecho sustantivo principal: la afrenta con la que el Gobernador, en vergonzosa connivencia con diputados y alcaldes, ha obsequiado al pueblo de Nuevo León, que finalmente ha estallado de indignación y descontento.
De modo que el “regalo” de Navidad que recibe el Bronco es el siguiente: aprobación de tan sólo un 19,3 %, desaprobación de un 76,5, calificación de 4,5, descenso de calificaciones altas a un 16 % y aumento de las bajas hasta un 58, y caída hasta un inédito 7 % en intención de voto si hubiera elecciones. Todos ellos alerta negativa y valor récord, además de las que cosecha en los municipios de Monterrey y San Nicolás y en la calificación de su labor en seguridad pública, y otra más muy significativa: a la pregunta de quién considera el entrevistado el mejor político de Nuevo León obtuvo un sonoro 0 %. Absolutamente nadie nombró a Jaime Rodríguez. Esta última marca, desde luego, imposible de superar.
También los presidentes municipales acompañan al Bronco en el castigo, con un descenso general en calificaciones y una subida en desaprobación. Y ocurriría lo mismo con los diputados locales si en el cuestionario se preguntara por ellos, no me cabe ninguna duda. Pero don Jaime, a pesar de que las redes sociales, ésas donde iba a ganar nada menos que la Presidencia de la República, arden contra él, minimiza las críticas y no responde a las preguntas de los medios con su habitual locuacidad. Sin embargo, sí estuvo como suele más hablador de la cuenta descubriendo a unos niños que Santa Claus no existe. Vaya por Dios. Se ha empeñado en convertirse en el Grinch, y lo ha conseguido.
Jaime Heliodoro es el Scrooge de Nuevo León, como en la famosa novela de Dickens, tan apropiada para estas fechas. Tal vez lo visiten los tres espíritus de la Navidad. El fantasma de las Navidades pasadas le mostrará una Macroplaza llena de gente esperanzada, a Tornado trotando orgulloso y los vítores de los que esperaban el fin de la fiesta de los bandidos. La luna de miel entre el pueblo y el independiente. Pero después vendrá el fantasma de las Navidades presentes, para enseñarle la traición a la confianza de sus votantes, los engaños, las mentiras, la inseguridad y la corrupción que campan a sus anchas.
Y finalmente, vendrá el fantasma de las Navidades futuras, que le mostrará un sepelio político en el que nadie llorará, y una lápida que dirá su nombre con el siguiente epitafio: “La raza manda”.