El triunfo de #Trump, el tema de la semana – Las alternativas independientes ganan afectos
#ElBronco, pensando en las presidenciales

En unas circunstancias marcadas por el triunfo electoral de Trump, los datos recabados por SABA Consultores en su última medición nos muestran una tendencia, seguramente momentánea, a la estabilidad en la percepción de los nuevoleoneses. No hay apenas advertencias ni positivas ni negativas, con la relevante excepción de un aumento en el porcentaje de aquellos que se identifican por una alternativa independiente, que aumenta hasta el 12,9 %, representando alerta positiva. En los demás apartados, todo sigue más o menos igual: Jaime Rodríguez mantiene la división de opiniones entre quienes lo aprueban y los que no, Peña Nieto sigue con la popularidad bajo mínimos tras algún atisbo de recuperación en las pasadas semanas, la inseguridad es la principal preocupación de los entrevistados y, si hubiera nuevas elecciones con los mismos candidatos, se confirma el derrumbe del PRI (también en identificación partidista), mientras que el PAN aún se sostiene y el Bronco obtendría prácticamente los mismos apoyos.

En el “Top of mind”, por supuesto, se situó en cabeza la victoria electoral de Donald Trump, con un 10 %, porcentaje muy significativo al tratarse de respuestas espontáneas. Y, qué duda cabe, es un hecho tremendamente relevante no sólo, lógicamente, para los estadounidenses, sino para el mundo entero, y de manera muy especial para los mexicanos. La relación de vecindad e interdependencia y la naturaleza del personaje en cuestión así lo proclaman. Como español, no me resulta difícil comprender lo que supone tener un vecino de arriba incómodo, háganse ustedes cuenta que aquí llevamos unos cuantos siglos sufriendo a los franceses: desde los tiempos de Luis XIV hasta los bastante recientes en los que Francia dio cobijo a los terroristas de ETA, pasando por la invasión napoleónica. De modo que no nos es ajeno el síndrome del “vecino del norte”. Tampoco me resulta sorprendente el nuevo y estrepitoso fracaso de las empresas encuestadoras, que siguen utilizando métodos trasnochados e inservibles sencillamente porque no saben hacer otra cosa y quieren mantener su negocio, a pesar de que SABA lleva décadas avisando de lo que iba a pasar y desarrollando con éxito la solución. En cuanto a los analistas, y aunque al día siguiente muchos se apuntaron al antiquísimo arte de querer sellar la apuesta después de haber concluido el juego, resulta desolador comprobar cómo prácticamente todos (salvo alguna honrosísima excepción) daban por segura la victoria de Hillary, llegando incluso a vaticinar un día histórico… por ser la llegada de la primera mujer a la Casa Blanca.

Pero hay algo más: la línea editorial del 99 % de los medios norteamericanos, y de un porcentaje parecido de los europeos, además de un cien por cien de los mexicanos, ha sido contundente e insistentemente hostil al candidato que ha ganado. He leído y oído explicaciones de todo tipo en esos mismos medios y de aquellos mismos analistas, pero en ningún caso se incide en dos cuestiones, a mi juicio, vitales: que la otra candidata también era deleznable y, sobre todo, que los medios están perdiendo toda credibilidad. La gente no se cree nada, y luego vota lo que le parece bien, por hastío, por egoísmo o por esnobismo de votar a cualquier candidato independiente que se les presente. A fuerza de servidumbres y mentiras, a los medios les está pasando como en el cuento del lobo, que a la hora de la verdad ya no se les cree. Sinceramente, pienso que los contrapesos y la separación de poderes del sistema gringo van a convertir a Trump en un toro “afeitado”. Hace un par de días vi un acertadísimo comercial de una conocida cerveza en el que se alentaba a los mexicanos a superarse y a hacer desaparecer sus propios muros. Hoy en día, cualquier muro está condenado no a separar al de fuera sino a aislar al que lo construya.

Hay quien dice que ahora es cuando Videgaray saldrá de su postergación para ir a Edomex o quizá más allá, sacando así tajada de lo que quizá fue un sacrificio ejecutivo. No me extrañaría, ya dije en su momento que la visita de Trump se podría analizar por sus efectos, y esos serían a largo plazo. Por su parte, Jaime Rodríguez se ha decantado por la vieja máxima de la ganancia de pescadores en río revuelto: “Pa un terco, un Bronco”. Por si no tuviéramos bastante. Yo añadiría uno más a la terna, que quedaría así completa: el Terco, el Bronco y el Peje. No me cansaré de decirlo: ojalá Jaime no olvide que es (todavía) Gobernador de Nuevo León, porque mientras tuiteaba con su clásico estilo efectista y poco realista y hablaba en el avión sobre el nuevo Presidente de los Estados Unidos como “el güero copetón”, que es lo que vende, llegaba la noticia del mayor recorte presupuestario federal de la historia de Nuevo León. Y el Bronco, en la China.