A mis queridos clientes de ayer, hoy y mañana.
El viacrucis de la encuesta tradicional inició a finales del siglo pasado, pero un poco antes, en 1993, en Nuevo León, se presentó un fenómeno interesante: se desata un conflicto con el gremio magisterial por cuestiones de su seguridad social; los maestros hacían manifestaciones de protesta muy nutridas, con el apoyo de sus estudiantes y padres de familia. Las marchas eran encabezadas por estudiantes con la algarabía de la Banda de Guerra, y de los edificios por donde pasaban, salían manos agitando pañuelos blancos en señal de apoyo.
En contrapartida, los sectores conservadores emitían opiniones adversas a los maestros, con el apoyo de los medios de comunicación.
El gobernador era Sócrates Rizzo García, un doctor en economía que privilegiaba la ciencia para tomar decisiones, y yo era, más que su encuestólogo, su asesor estadístico.
En tal condición ocurrió un día que le llevé un reporte de encuesta, advirtiéndole que no le hiciera mucho caso, porque el trabajo de campo lo habíamos hecho cuatro días atrás, y en los subsecuentes días se habían presentado hechos de ambos bandos, que inevitablemente habrían modificado a la opinión pública.
Le ofrecí reflexionar en el tema y, como siempre, me dio la venia para estudiar la situación.Con esa tarea a cuestas, llegué a la conclusión de que la encuesta respondía a una condición estática (una población estadística única de la cual se extraía una muestra aleatoria), y que el fenómeno que teníamos era dinámico. Por consecuencia debíamos aplicar técnicas estadísticas desarrolladas para fenómenos dinámicos, como lo son los Diagramas de Control Estadístico de Calidad.
Fue así como llegué a la conclusión de que deberíamos estudiar el dinamismo de los indicadores estadísticos y, para ello, en lugar de tomar una sola muestra, tomar cuatro muestras aleatorias, que al reunirse, por un teorema de Muestro, conforman también una muestra aleatoria, para conformar la encuesta, pero también cómo fueron evolucionado, durante el tiempo del trabajo de campo, los indicadores estadísticos.
En conclusión, si un indicador mostraba estabilidad, podíamos informarle al cliente que el valor de la encuesta para ese indicador era confiable. Si la evolución mostraba tendencia al alza, que no era confiable, pero que podíamos esperar un valor mayor; en caso de tendencia a la baja, un valor inferior. Y en caso de tener alertas tanto positivas como negativas, que sepa la chingada que iría a suceder.
Una Encuesta SABA es aquella que se deriva de un Monitoreo Estadístico, al reunir cuatro resultados parciales consecutivos, obtenidos de muestras aleatorias.
Por ejemplo, para una encuesta de tamaño de muestra 400, para evaluar la aprobación de un alcalde:
- Se obtienen cuatro muestras de tamaño 100, en días consecutivos.
- Se estiman las aprobaciones parciales para cada día.
- Se trazan los límites de control estadístico para las cuatro estimaciones parciales.
- Se promedian las cuatro estimaciones parciales de aprobación, para obtener la aprobación del alcalde deseada.
- Se juzga la validez de la encuesta, de acuerdo a los criterios antes mencionados.
De ese modo se genera una encuesta SABA, que no será infalible al pronosticar, pero sí más efectiva.
Salvador Borrego, Ph.D.
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