“Ya poco importa si la curva es leptocúrtica, mesocúrtica o platicúrtica, y tampoco importa que les explique qué demonios significan estos términos”.
Hace cuatro días escribí lo anterior, molesto por los indicios claros de saturación de nuestro sistema hospitalario, a pesar de las evidencias de haber aplanado la curva de contagios de Covid-19. Hoy sí les explicaré el significado de las palabrejas, para ilustrar la evolución de la pandemia política que se hace llamar la 4T.
A la luz de esta experiencia pandémica, todos sabemos que es bueno aplanar la curva, y que esa curva se aplana entre menos tarugadas hagamos. Esas curvas aplanadas se llaman platicúrticas. Por eso podemos afirmar que el régimen priísta que gobernó hasta el 2000, fue una pandemia platicúrtica. Eran malos, como todas las pandemias, pero no hacían tantas tarugadas.
Los panistas solo duraron 12 años, fue un aplanamiento moderado o mesocúrtico. Por eso la pandemia panista, menos sabía que la priista de los primeros tiempos, fue mesocúrtica.Después el PRI recuperó el poder, con la guía de un exquisito que respondía al nombre de Videgaray, prolífico en hacer tarugadas creyendo que eran genialidades, y la curva de la pandemia del pri de los últimos tiempos fue leptocúrtica, esto es, picuda, pero no por inteligente sino por breve. En estos casos, ahora lo sabemos, los daños son severos pero breves (no duró ni seis años).
Pues bien, hoy estamos en plena pandemia de la 4T, provocada por un virus macuspano generado por un accidente en un laboratorio de armas biológicas, que estaba a cargo de un Dr. Zedillo. Y a juzgar por la gran cantidad de tarugadas que comete, será también leptocúrtica. La esperanza de muchos, es que los sectores sensatos de la 4T aplanen la curva, para que los daños sean moderados, aunque duren 12 o 18 años.