Pocas palabras reflejan mejor la condición nacional, que la palabra nebulosa. Veamos algunas de sus acepciones según la RAE:

 

  • Que abunda en nieblas, o cubierto de ellas.
  • Oscurecido por las nubes.
  • Sombrío, tétrico.
  • Falto de lucidez o claridad.
  • Difícil de comprender.

 

¿Qué nos mantiene así?

 

  1. La entronización de un gobierno 3P (Moisés Naim), donde se pierden la razón en la polarización y la verdad en la pos-verdad.
  2. El uso descarado del dinero público como forma de control político, bien repartiéndolo entre los miserables o faltos de mérito para lograr, más que apoyo, veneración, sumisión o abyección, o restringiéndolo en sectores productivos tradicionalmente influyentes en la vida pública, para doblarlos por “hambre”. Que quienes tengan méritos se arrodillen para recibir algo, se rebelen al propio tiempo que luchan por su supervivencia o que se larguen del país.
  3. El manejo fiscal para amedrentar a quienes tienen el poder económico. Pueden hacerse más ricos, a condición de no pretender hacerse más poderosos (ya habrá tiempo en que los harán menos ricos).

 

En tales condiciones, no es extraño que la oposición parezca descabezada, falta de reflejos y medio pendejona. Pero tiene un valor fundamental: ¡Es oposición!

 

¿Quién ganará el 2 de junio? Lo he dicho muchas veces: ¡Sepa la chingada! Pero las aberraciones de AMLO violando alegre y de manera constante las leyes electorales, hacen pensar que se judicializará el proceso, y que independientemente del fallo judicial, dirimiremos el tema a chingadazos en las calles, por supuesto con más muertos. Dicho de otro modo, el resultado de la elección, las encuestas, la propaganda, los debates, etc. todo ya viene valiendo madre. AMLO, como bien dice la señorita Vilchis, tiene buena digestión. Se podría decir que es un estomaguito, porque todo lo que agarra lo hace mierda, y si algo ha agarrado ha sido el proceso electoral.

 

Así las cosas, compañeros, no se aflijan ni se aflojen. AMLO ya cometió casi todos los errores que alguien en el poder puede cometer.  Si la oposición le prodiga la misma indulgencia que recibió de Ernesto Zedillo y de nuestros pendejos intelectuales, ¡que Dios nos agarre confesados!

 

Por lo pronto, sigámosle haciendo al pendejo con el debate y otras cosas intrascendentes.

 

Salvador Borrego, Ph.D.
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