¡Ay Bonilla!

 

Fue en tiempos de la Comuna de Paris (1871), cuando Don Carlos Marx nos regaló una brillante idea: ¡Conocer el modo de pensar de miles o millones de personas, entrevistando a solo unas cuantas !  Aquello fue el embrión del portentoso campo actual de las encuestas.

 

Las preguntas de Don Carlos, como la siguiente: ¿Es la calidad de los productos un pretexto, para fraudulentamente hacerte deducciones salariales? eran claramente tendenciosas, orientaban las respuestas, pero era natural; nunca los campos de especialidad nacen sin deficiencias.

 

Un siglo y medio después hemos aprendido que es fundamental no orientar respuestas ni por la forma de expresar las preguntas ni, incluso, por el orden en que se ponen éstas en un cuestionario para encuesta.

 

Pues bien, el compañero Jaime Bonilla, gobernador de Baja California, nos regala un ejemplo de cómo no se debe hacer una pregunta para encuesta; un caso más a la larga lista de barbaridades que en este campo de especialidad hacen AMLO y Morena. Aquí se las dejo:

 

“El Club Campestre, desde su origen, no ha proporcionado ningún beneficio social a la comunidad de Tijuana. ¿Estarías de acuerdo en su expropiación para fines de interés público y convertirlo en un bosque o parque para la ciudad?”

 

Inducir respuestas en encuestas es hacerse pen… solo, tratar de verles la cara a los demás, o las dos cosas.

 

¡Ay ciencia! ¡Cómo te extraño!

 

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