La paradoja continúa.

 

Hemos llegado al fin del primer tercio de la presidencia de AMLO. La elección fue paradójica (la mayoría voto por él, a pesar de que la mayoría no estaba de acuerdo con sus propuestas más importantes), y la evaluación a su gobierno también es paradójica (la mayoría lo aprueba, a pesar de que la mayoría lo reprueba en los aspectos de gobierno más importantes).

 

Lo interesante es que ni AMLO y sus seguidores, ni sus opositores, entienden a cabalidad las paradojas antes citadas. AMLO camina, con paso de vencedor, suponiendo y pregonando que vamos con madre, a pesar de la realidad; y sus opositores no captan la complejidad del problema, y acuden a trivialidades (Un like no es un voto; cómo derrotar a AMLO, etc.) y mantienen sus actividades opositoras con un optimismo que tampoco se corresponde con la realidad.

 

Este desfase de nuestros actores políticos, inevitablemente nos hace recordar a John Adams, cuando cita: “Los hechos son cosas obstinadas; y cualesquiera que sean nuestros deseos, nuestras inclinaciones, o los dictados de nuestras pasiones, estos no pueden alterar el estado de los hechos y de la evidencia.”

 

Tarde o temprano verán las cosas como son. Si es tarde las verán rumiando el fracaso y la derrota; pero ojalá, por el bien de todos, sea temprano. Para que AMLO concilie sus buenos propósitos con la sensatez, y la oposición busque en la ciencia, y no en la charlatanería, la guía para confrontar a la 4T.

 

Por lo pronto, en estos tiempos de muerte, disfrutemos de este espectáculo grotesco, pero interesantísimo, en que se ha convertido la vida pública nacional.

 

¡Hasta la próxima!

 

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