¡Vox encuestus, vox Dei!

 

Ahora resulta que Morena les exigirá, a sus aspirantes a las candidaturas de 15 gubernaturas, que acepten los resultados de las encuestas que van a aplicar para definirlas, como si las encuestas se hubieran ganado un sólido prestigio en México y el mundo. Da la impresión de que estamos de nuevo ante el Síndrome AMLO (buenas ideas, pero mal implementadas).

 

Sobre este tema he escrito ya varias veces, porque es de la mayor relevancia el uso de encuestas para definir no solo candidaturas sino también elecciones constitucionales, pero deben hacerse bien, cuidando escrupulosamente los aspectos metodológicos, y atendiendo al espíritu democrático, no al espíritu autoritario y tramposo.

 

Debe entenderse que todo aspirante, al forjar su percepción con base en su entorno social inmediato, cree genuinamente que será el triunfador. Por ello es importante que gradualmente se vayan asomando a la realidad, para que solo los muy necios no la acepten, y se logre de ese modo definir candidaturas sin rupturas graves y en razonable unidad, que es finalmente lo que deberían buscar los partidos, los estados y el país todo.

 

He propuesto una idea, que ahora les voy reproducir, para atender este tema, recordándoles que tal idea la implementamos durante la interna de Morena con mucho éxito. Los morenos y Mario Delgado fueron testigos de este esquema. Si no lo usan será porque más que la democracia interna, están buscando la vulgar ambición (AMLO dixit) del control, del poder.

 

Va de nuez, compañeros, no sin antes recordarles a los Morenos y a todos, que las encuestas son un negocio de ESTADÍSTICOS, no de aficionados. Si contratan encuestadores que no tengan al menos maestría en estadistica, no se quejen de las consecuencias:

 

PROCEDIMIENTO PARA DECIDIR UNA ELECCIÓN CON BASE EN ENCUESTAS

 

1.- Debe definirse un periodo de elección. Durante ese periodo debe realizarse el trabajo de campo de la encuesta. Una semana es muy buena opción.

2.- El cuestionario de la encuesta debe contener una batería de variables demográficas con preguntas tales como: edad, sexo, escolaridad, nivel económico, ciudad y estado de residencia, antigüedad en el partido.

3.- La pregunta central y única para efectos de la decisión, debe ser la que muestre los candidatos a los entrevistados y les solicite a quien prefieren como candidato o candidata para gobernador.

4.- Deben olvidarse de varias preguntas para ponderarse, porque esto es una falta de respeto a los militantes y/o simpatizantes; y porque genera un natural escepticismo.

5.- El marco muestral debe ser el padrón de militantes, y en caso de no existir, de simpatizantes o la población general, según lo acordado.

6.- El muestreo aleatorio debe ser Sistemático.

7.- Debe decidirse un tamaño de muestra para la encuesta. Entre 1200 y 2000 sería más que suficiente.

8.- Durante el período eleccionario (digamos de una semana) se realizarían cuatro mini encuestas de tamaño 300 en caso de que el tamaño de muestra fuera 1200, o de 500 en caso de que fuera de 2000.

9.- Las mini-encuestas se deberían realizar cada tercer día y los resultados parciales hacerse del conocimiento de los candidatos a la presidencia del partido.

10.- Al completar las cuatro mini-encuestas se reúnen las bases de datos y se conforma la encuesta que finalmente dirá quién es el triunfador, si y solo si no hubiera empate técnico.

11.-  En caso de empate técnico, deberá realizarse otra mini encuesta, que deberá combinarse con las anteriores tres, para conformar de nuevo una encuesta del tamaño acordado, y verificar si se rompe el empate técnico. A mayor tamaño de muestra menor la posibilidad de que se registren empates técnicos. Si persiste el empate técnico realizar otra mini-encuesta para la decisión final. Este criterio puede ajustarse en común acuerdo con los candidatos.

 

En el propósito de darle mayor certeza y transparencia al proceso, se puede también hacer lo siguiente:

 

12.- Definir, adicionalmente al período de elección, un período de campaña, durante la cual se realicen también mini-encuestas y se hagan públicos sus resultados en forma de Monitoreo.

13.- Lo anterior permitiría que los candidatos sigan la evolución de la correlación de fuerzas, asociando los avances y retrocesos de ellos mismos y de sus adversarios, con los acontecimientos y sus propios actos de campaña. Adicionalmente los militantes, observadores y analistas, tendrían la oportunidad de valorar la razonabilidad de los resultados de las mini-encuestas.

14.- Si durante el período de campaña se realizan al menos doce mini-encuestas, podrían realizarse también Cartas de Navegación Política que mostrarían la evolución de la Correlación de Fuerzas en los diferentes estratos sociales, fortaleciendo la credibilidad de los resultados, y dando a los contendientes la oportunidad de ajustar sus estrategias y tácticas en un esquema de piso parejo.

15.- Durante el proceso, a la luz de resultados adversos, algunos contendientes podrían voluntariamente retirarse de la contienda, reduciendo las opciones a los electores. Esto sería similar a la idea de segunda vuelta en una elección.

16.- Quienes presenten los resultados al público y den todas las explicaciones metodológicas requeridas, deberán ser los encuestadores profesionales contratados y no las autoridades del partido.

 

¡Hasta la próxima!

 

saba@sabaconsultores.com