Escándalo de un plagio en un país de plagiarios.

 

Plagio, de acuerdo a la real academia española, es copiar obras ajenas. Es una fea acción, ¡sin duda!; merece la descalificación profesional absoluta de una persona, como es el caso de la ministra Yasmín Esquivel; tengo mis dudas, pero es claro que su permanencia como ministra de la Suprema Corte de Justicia es ya insostenible.

Al margen de lo anterior, que está dando mucha tela de dónde cortar, por la insensatez de AMLO de defender lo indefendible, vale la pena que consideremos las siguientes reflexiones:

  1. Para empezar, ¿con qué autoridad moral, una sociedad donde la copia en su sistema educativo está entronizada, puede rasgarse las vestiduras condenando una conducta que más que excepción es regla?
  2. El fraude académico que representa el plagio, en mis tiempos de estudiante universitario, ni siquiera era entendido como algo reprobable. Alguna vez fui criticado por un compañero, que entendía mi defensa a la honestidad intelectual como un prejuicio.
  3. A final de cuentas, cada quien verá reflejado en su desarrollo profesional la forma en que sus grados académicos son alcanzados; si es con base en su esfuerzo o plagiando, que a final de cuentas se pueden robar unas ideas o respuestas, pero nunca la inteligencia.
  4. Es claro que en un ambiente polarizado lo importante para muchos es descalificar o apuntalar a Yasmín Esquivel en su supuesta nominación para presidir la Suprema Corte de Justicia, pero para mí lo más relevante es que el tema apunta a una cuestión de mucha mayor trascendencia: la razonabilidad de mantener las tesis profesionales en los niveles de licenciatura y maestría.
  5. Mi postura tiene como base fundamental que, ni en licenciatura ni en la maestría, se llega a la frontera del conocimiento; de hecho, la RAE define tesis como: “Disertación escrita que presenta a la universidad el aspirante al título de doctor en una facultad.”, donde una condición es que el postulante aporte algo nuevo, de cierta relevancia, a la disciplina de su especialidad.
  6. En consecuencia, una tesis de licenciatura e incluso de maestría, es más o menos equivalente a hacerle al pendejo, y por ello creo firmemente que deberían de ser eliminadas. Que sean las evaluaciones de los conocimientos adquiridos los que determinen la titulación directa, una vez acreditadas todas las materias del plan de estudios.
  7. Hay una razón más, de carácter y de justicia social: el pasantismo es una condición lacerante que sufren fundamentalmente nuestros egresados de Universidades Públicas, dado que quienes estudian en Universidades Privadas obtienen sus títulos al momento que se gradúan, significando que si van directo a la vida laboral, los de las Privadas ganarán más dinero, porque ya son titulados, que los pasantes de las Universidades Públicas, y en caso de que deseen avanzar a un Posgrado, los de las universidades privadas lo pueden hacer de inmediato, porque ya tienen su título, mientras que los de las públicas tendrán que esperar entre dos y cinco años, hasta titularse, desperdiciando sus años de mayor productividad intelectual.
  8. O sea que esta mamada de las tesis a final de cuentas se traduce en joder más a los más jodidos, que son los que tienen en la Universidad Pública su única opción de formación profesional.
  9. Volviendo a Yasmín, que bueno que ella se liberó, aunque sea por la vía del plagio, de ese absurdo que es la tesis profesional. Ojalá que todos los estudiantes universitarios pudieran encontrar la manera, aunque sea plagiando, de liberarse de ese absurdo soportado por las academias universitarias, que, por supuesto no son ajenas a los plagios como el que presuntamente cometió Esquivel, porque no hay forma de que un estudiante haga un plagio de la dimensión que se señala, sin que un buen asesor no se entere y sin que los sinodales tampoco se enteren. En consecuencia, los plagios, los fraudes académicos, cometidos por egresados entre los que podría estar Jasmín Esquivel, son también fraudes académicos de las propias instituciones de educación superior de México, que bien harían en abandonar esa hipócrita postura de pretender las tesis como muestra de rigor académico y reconocer que es una pendejada que debe ser eliminada, y concentrarse en mantener elevados estándares académicos en cada materia.

 

En conclusión, propongo:

  • Que las Universidades Públicas eliminen las tesis de licenciatura y maestría.
  • Que todos los egresados de las universidades públicas, en condición de pasantía, reciban de inmediato sus títulos profesionales.

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.