Everybody loves a winner/ So, nobody loved me/ May be this time. – John Kander.

Hoy me desperté con la ilusión de ver las crónicas del triunfo de quienes marchamos el pasado 13 de noviembre. Lo hicimos para evitar una reforma constitucional que le daba en la madre al INE, y lo logramos; la iniciativa de AMLO fue desechada porque todos los partidos de la oposición votaron contra ella, con el apoyo incluso de una diputada de Morena; algunos hasta le iluminaron el Palacio Nacional a AMLO, con la leyenda EL INE NO SE TOCA.


Mi euforia desapareció cuando veo que, más importante que el rechazo a la reforma constitucional referida, fue la aprobación del Plan B de AMLO, sometido apenas unas cuantas horas antes, con lo cual finalmente se le da en la madre al INE, en tanto la Suprema Corte de Justicia se tome la molestia de declarar, como lo es, inconstitucional la mamadota del Plan B, pero eso tardará todo el tiempo que AMLO les ordene a sus dóciles ministros, o sea que ya nos chingamos, o por lo menos debemos de reactivar las protestas para picarle las nalgas al tremendo juez de la tremenda corte, para que declaren cuanto antes inconstitucional el Plan B de AMLO, pero no se ve nada fácil.

Por otra parte, es claro que todavía falta que se apruebe en el Senado, pero podría transitar sin dificultades (ojalá me equivoque, Ricardo Monreal de nuevo ante la historia).


Todo lo anterior es solo una reseña de un episodio más de la Lucha por el Poder, con los ingredientes actuales de sumisión, desvergüenza y falta de escrúpulos, que ha caracterizado a este gobierno y a los suyitos.


Sirva, decíamos, solo como introducción para entrar en el tema que me interesa. Aunque sé que a la mayoría polarizada lo que les importa es el énfasis polarizante, en mi opinión personal, sin dejar de tomar postura al respecto, pienso que si el pueblo y los intelectuales de México fueron tan descuidados como para llevar a AMLO al poder, merecen sufrir todas las consecuencias de ello, aunque nos lleven entre las patas a los demás; ¡el precio de la democracia!


Aclarado el punto, me concentraré ahora en lo que deduzco de esta acción de reacción inmediata de AMLO, ante un inminente descalabro público, muy parecida a la reacción que tuvo ante el éxito de la marcha del día 13, convocando a mata-caballo una respuesta en apenas dos semanas. Específicamente, me interesa dar respuesta, aunque sea desde la perspectiva de un lego, a la interrogante de porqué la obsesión de AMLO de no perder protagonismo, pero además de mostrarse siempre exitoso ante sus fieles, nunca como alguien que ha sido derrotado o que al menos ha perdido una batalla.


Pues bien, en el propósito de entender algo del desmadre que vivimos, busque a Sigmund Freud; pensé, si se trata de comprender a los pinches locos, Freud debe tener algo que decirnos, y me encontré cosas muy interesantes en su libro “Psicología de las masas y análisis del yo”, como las siguientes, que entrevero con algunas acotaciones mías:

 

  1. Los chairos, la base de apoyo de AMLO, constituyen lo que Freud y otros que lo antecedieron como Le Bon, llaman La Masa, que tiene características que la distinguen de una simple aglomeración de personas.
  2. Lo interesante es que, en La Masa, hay una conexión que le da propósito y que se personifica en un líder, que juega un rol parecido a un hipnotizador.
  3. Según Le Bon, “El individuo integrado en una multitud adquiere, por el solo hecho del número, un sentimiento de potencia invencible, merced al cual puede permitirse ceder a instintos que antes, como individuo aislado, hubiera refrenado forzosamente.”
  4. Entre los elementos integrados a una masa, se genera “un estado particular, muy semejante al estado de fascinación del hipnotizado, entre las manos de su hipnotizador. Paralizada la vida cerebral del sujeto hipnotizado, se convierte éste en esclavo de todas sus actividades inconscientes, que el hipnotizador dirige a su antojo. La personalidad consciente desaparece; la voluntad y el discernimiento quedan abolidos. Sentimientos y pensamientos son entonces orientados en el sentido determinado por el hipnotizador.” En este caso el hipnotizador es, por supuesto, AMLO.
  5. Y remata Le Bon: “Perdidos todos sus rasgos personales, pasa a convertirse en un autómata sin voluntad.” Discutan con un chairo o con alguien de FRENA, que también en San Juan hace aire, y ya saben cómo les irá.
  6. Ya entrando con Freud, en este contexto de las masas: “La razón y los argumentos no pueden nada contra ciertas palabras y fórmulas.”. ”Por último, las multitudes no han conocido jamás la sed de la verdad.” ¿De qué se acuerdan
  7. Volviendo a Le Bon. “La multitud es un dócil rebaño incapaz de vivir sin un amo. Tiene tal sed de obedecer que se somete instintivamente a aquel que se erige en su jefe.” Y ese jefazo “deberá hallarse también fascinado por una intensa fe (en una idea) para hacer surgir la fe en la multitud. Asimismo, deberá poseer una voluntad potente e imperiosa, susceptible de animar a la multitud, carente por sí misma de voluntad.” O sea, si hace años este primitivo tamaulipeco hablaba de la rebelión de los pendejos, ahora deberé decir la rebelión triunfante de los pendejos, que por supuesto tienen como líder a otro de la misma condición.
  8. Nos dice Freud: …a los directores de multitudes les atribuye Le Bon un poder misterioso e irresistible, al que da el nombre de : “El prestigio es una especie de fascinación que un individuo, una obra o una idea ejercen sobre nuestro espíritu. Esta fascinación paraliza todas nuestras facultades críticas y llena nuestra alma de asombro y de respeto.”
  9. Y nos acercamos finalmente a la respuesta de porqué quiere AMLO siempre aparecer como exitoso, aunque se le caiga el Quelite y reciba puro quiote: Seguimos con Freud o con Le Bon, que ya me confundí: “El prestigio personal es adorno de que muy pocos gozan, pero estos pocos se imponen, por el mismo hecho de poseerlo, como jefes y se hacen obedecer cual si poseyeran un mágico talismán.”
  10. Y remata con la explicación que andábamos (ya los incluí, ni modo) buscando: “De todos modos, y cualquiera que sea su naturaleza, EL PRESTIGIO DEPENDE SIEMPRE DEL ÉXITO Y DESAPARECE CON EL FRACASO”.

 

Por ello compañeros, AMLO nos privó del placer de festejar hoy su fracaso de ayer; por ello seguirá pretendiendo exitosa una gestión desastrosa; por ello lo seguirán adorando irracionalmente muchos de sus seguidores, y por ello muchas calamidades que han pasado y seguirán pasando; mientras no se oriente la oposición más a la ciencia que a la propaganda, sin que, por desgracia, tampoco esto de garantía de éxito, pero sí al menos de mayores posibilidades.


Dicho lo anterior, satisfecho de mi incursión en un campo en el cual soy neófito, pero con él atenuante de que los verdaderos expertos están ausentes, asustados algunos y no pocos de ellos como parte de la masa que llevó y mantiene en el poder a AMLO, paso a mi irrenunciable hedonismo, donde me siento un poquito mejor que a toda madre.


Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.