La guerra de los mentirosos, que no de las encuestas.


¿Cuál es el arma política más letal? ¡La verdad!; tales fueron la pregunta que a boca jarro y a sotto voce me lanzó el Dr. Alfredo Piñeyro López, mientras atendíamos una conferencia médica, y mi respuesta a bote pronto. ¡Era la respuesta que él entendía como la correcta!


Pero la verdad no es el arma favorita de los políticos; sí, en cambio, la mentira, o al menos la intención de engaño (Michel de Montaigne). La restricción obedece a que son las encuestas las que por estos días se están utilizando para tratar de engañar, y en la materia de las encuestas (específicamente en la correlación de fuerzas), no sabemos con precisión por dónde anda la verdad, dejando manga ancha a la mentira.


Más específicamente, se están utilizando encuestas de propaganda para mentir en los siguientes rubros:

 

  1. Al afirmar que Claudia Sheinbaum supera a Marcelo Ebrard en la interna de Morena.
  2. Al afirmar que Xóchitl Gálvez ya está a unos cuantos puntos porcentuales de Claudia Sheinbaum.
  3. Al afirmar que Xóchitl Gálvez está tan lejos de los fuertes de Morena, que a nadie inquieta y por ello resulta absurdo que pretendan causarle algún daño.

 

Podría decirse que estamos ante una guerra de encuestas, pero hace más sentido afirmar que es una guerra de mentirosos; en el primer caso los estrategas de Sheinbaum, en el segundo los que apoyan a Xóchitl (una parte de la antigua mafia del poder), y en el tercer caso es AMLO el mentiroso.


Afirmar que los políticos mienten es casi como descubrir el hilo negro; saber por qué lo hacen utilizando encuestas, sí vale la pena comentarlo; ahí les va:

 

  1. No hay forma categórica de desmentir una encuesta. Dado que la definición de muestra aleatoria es que todos los grupos del tamaño de ella tengan la misma probabilidad de ser seleccionados, cualquier resultado es posible; hasta los más absurdos.
  2. Las encuestas tienen la fuerza de ser opiniones colectivas, más aún, de todos los mexicanos, representados en una pequeña muestra gracias al regalo de Dios que llamamos aleatoriedad (Proverbios 16:33). En las Mañaneras de AMLO, podrían presentarlas en una sección titulada: “No lo digo yo, lo dicen todos”.
  3. Aunque el desprestigio de las encuestas es cada vez mayor, y por consecuencia su influencia ha disminuido (las de Sheinbaum no han logrado romper el empate técnico con Marcelo), todavía tienen sus destellos de efectividad (esta semana Xóchitl se fortaleció), y el próximo lunes sabremos si a AMLO le funcionan, dependiendo de cómo le vaya a Xóchitl.

 


¡Así las cosas compañeros! Las encuestas existen como una forma de aproximación a la verdad en un contexto inevitable de incertidumbre. No podemos rechazarlas con contundencia nunca, haciendo contraste con otras encuestas, pero sí podemos rechazarlas, desmentirlas, con probabilidades pequeñas de equivocarnos, cuando disponemos de un Monitoreo Estadístico, como el que semana a semana les comparto en mis SABA’s SHOWS.


Tenemos un recurso más, que en Metodología de las Ciencias se llama Validación Externa, que consiste en juzgar la plausibilidad de los resultados que nos presentan, a condición de que seamos objetivos, y en el entendido de que, en recta conciencia (Dr. Piñeyro) un resultado podrá ser plausible a unos, pero a otros no.


Por lo pronto, compañeros, el arma más letal en la política permanecerá, como carabina vieja, cargada y en un rincón.


Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.