Enrique, ¡no claudiques!


“Uno siempre piensa que el esfuerzo es suficiente para salir adelante, pero a veces las cosas se ponen difíciles”, con estas palabras Enrique de la Madrid nos invita a atender un mensaje que dará entre 6 y 7 de la tarde de hoy.


Por supuesto que la idea que cruza por la mente es que se retirará de la contienda. Y de ser así, la otra idea que de manera natural surge, es que la avalancha de apoyos en favor de Xóchitl Gálvez le hace pensar que no hay forma de ganarle.


Por supuesto que se deben respetar las decisiones que cada quien toma, pero también se vale opinar al respecto. Va mi opinión:


Creo que no debemos adelantar vísperas; hemos entrado en una zona de turbulencia en la sucesión presidencial y por consecuencia las cosas pueden cambiar dramáticamente. En consecuencia, se deben mantener las buenas opciones para la presidencia, y creo firmemente que Enrique de la Madrid es una de ellas.


La democracia es un breve espacio, como dijimos antes; un espacio reducido donde se pueden estrellar los designios; no podemos descartar que, por alguna razón, el proyecto de Xóchitl, que ahora parece irrefrenable, se complique. Por ello debemos mantener otras opciones.


Por otra parte, en política a veces se gana perdiendo y también se pierde ganando. El caso de AMLO es un claro ejemplo de ello; ganó la presidencia, solo para perder el halo de líder bondadoso y esperanzador que en él quisieron ver muchos mexicanos, especialmente quienes tienen estudios superiores. La historia le tenia reservado un lugar honorable, similar al que ya tienen Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas; y ahora su triunfo del 18 lo ha dejado como una piltrafa histórica.


El juego para elegir al primer candidato de una coalición histórica entre partidos y Sociedad Civil, apenas inicia. Vale la pena recorrer toda la ruta, juntar las firmas (la mía es para Enrique), entrar en los debates, luchar por quedar entre los tres primeros, volver a debatir, mostrar urbi et orbi la forma de pensar, de sentir, de dirimir controversias, de conciliar; ¡de hacer política!


Aún perdiendo, un mexicano valioso que recorra toda la ruta obtendrá una ganancia nada despreciable: será conocido, será valorado, se establecerá como un valioso activo para cuando se ofrezca, y en estos tiempos en que se navega en aguas procelosas, se puede ofrecer en cualquier momento.


En política, lo sabemos, se gana o se pierde; incluso nos pueden matar más de una vez, como diría el sabio Winston Churchill, ¡pero los más grandes perdedores, son los que no juegan!


Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.