El sueño de la izquierda.


La historia de la izquierda es un rosario de derrotas y de oportunidades desperdiciadas. Cuando en la UANL tuvo alguna relevancia, algún poder, se perdió la oportunidad de significarse por el rigor académico imbuido de conciencia social. Nosotros siempre perderemos, pero al final la victoria será nuestra, solía decir mi querido Gilberto Guajardo, filósofo militante de aquella izquierda idealista.


Hoy con Morena todo está revuelto; no son pocos, de aquella izquierda, los que no se sienten representados ni por Morena ni por AMLO, algunos los combaten; y no son pocos tampoco, los que en aquella época eran claros representantes de la derecha, y ahora forman parte importante de la 4T.


Con toda la confusión resultante, el ambiente que se respira hoy respecto de AMLO y Morena, es muy similar al ambiente de aquellos años de lucha de la vieja izquierda: ¡el presagio es de derrota!, entre otras cosas por lo siguiente:

 

  1. El gobierno de AMLO ha fracasado. En seguridad pública los muertos le “gritan” que Abrazos no Balazos es una pendejada, y el 68% de pobres que recibían apoyo de los programas sociales con EPN, con AMLO se ha reducido a 54% por la misma razón: hacer las cosas a lo pendejo.
  2. En la elección de mañana Morena no se confronta con los desprestigiados PRI, PAN y PRD. Se enfrentará a una Sociedad Civil vigilante que documentará miles de delitos electorales o los inhibirá, dejando en sus casas a los sectores marginados que apoyan a Morena pero no irán a votar, o en evidencia el gran fraude electoral de quien siempre gritó ¡fraude!
  3. Algo aún peor podría suceder: que los criminales que han apoyado a AMLO y Morena en sus triunfos electorales recientes, se salgan de control y mañana tengamos muertes qué lamentar. Por supuesto que esto aceleraría el fin de AMLO.


A lo largo de estos años de gobierno, ha sido muy común que, en las encrucijadas que AMLO ha enfrentado, la mejor opción para su causa es que se comporte como nunca lo ha podido hacer. En este caso, que respete escrupulosamente la ley electoral, que de indicaciones para que sus malandros estén tranquilos, y que si pierde no salga otra vez con la mamada de que le hicieron fraude. Es claro, sin embargo, que, como siempre, tendrá la tentación de fugarse hacia adelante; ojalá esta vez controle sus pulsiones.


Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.