El problema no es la ideología; es la pendejez.

Me gustó que Twitter, después de vetar temporalmente un comentario mío, finalmente lo publicó. Era respuesta a una persona que cuestionaba a la izquierda; “el problema no es ser de izquierda, es ser pendejo”, fue mi respuesta.

Quienes llevamos más de 50 años en la grilla, hemos conocido gente de izquierda y de derecha, extremas y moderadas; y sabemos que la inteligencia, la decencia y la buena fe, no son incompatibles con ninguna ideología. En contrapartida, la pendejez, la indecencia y la mala fe, tampoco. Hay de todo en la viña del Señor (Isaías 5, 1-7).

Cuando hay decencia y buena fe, las ideologías liman sus espinas, y se reducen a sólo formas distintas de buscar un propósito común: que la gente viva mejor.

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.