El juego del Calamar y los proveedores de gobierno.

 

Hay quienes estiman que si los gobiernos (federal, estatales y municipales) dejaran de hacerse pendejos con el pago a sus proveedores, se daría una importante reactivación económica (se beneficiarían todos, en especial los pobres).

 

El juego del Calamar es una serie coreana que presenta un problema social: el drama de los deudores, al que ponemos muy poca atención, porque se entiende que un deudor consiguió un crédito y está obligado a pagarlo, y aunque cada deudor es una historia, algunas terribles, vale la pena considerar, entre los casi 10 millones de mexicanos que se ven obligados a pedir prestado, a los deudores, los ahorcados, candidatos al Juego del Calamar, que son proveedores de los gobiernos, por el impacto económico y social asociado a ellos, por las siguientes razones:

 

  1. Son deudores que no deberían serlo, porque ellos han generado suficientes recursos para garantizar su solvencia, pero la pinche burocracia se hace pendeja y no les paga.
  2. Son deudores que han optado por endeudarse para conservar una fuente de empleo. Que han decidido jugársela, que no se han rendido.
  3. Porque su condición irradia en dificultades económicas también para su entorno: sus trabajadores, familias, acreedores.
  4. Porque quedan en condición de indefensión ante funcionarios y políticos que contratan sus servicios o adquieren sus productos, que se vuelven inaccesibles y luego desaparecen cuando terminan sus gestiones, para ser sustituidos por otros cabrones que cuando llegan responden a los reclamos con la cínica respuesta de que ellos no participaron en la adquisición.
  5. Porque son deudores que han renunciado a la corrupción, como alternativa segura para recibir sus pagos.

 

Así es compañeros. Los gobiernos han perdido la seriedad y formalidad que por algunas décadas tuvieron, como consecuencia de la herencia sonorense de los gobiernos de Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón. Ahora mariconean con total impunidad.

 

¿Qué dice el público?

 

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