¡Votar ante la incertidumbre!

 

¡No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla! La hora de votar ha llegado, estamos a escasas horas de las urnas.

 

Hoy más que nunca se muestra, en las preferencias electorales, la condición de nuestros tiempos líquidos que sabiamente nos advirtió Zygmunt Bauman, y no pocas campañas, en su pragmatismo, se ajustan a la siguiente y descorazonadora idea del propio Bauman: “La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir.”

 

El arte de la seducción es más el arte del engaño que de la persuasión, y así llegamos a un momento decisivo para el país, con electores engañados que votarán ilusionados por un buen número de pendejos, que inevitablemente habrán de decepcionarlos, pero aun así se asoma, tímidamente, la esperanza de que los resultados electorales no sean tan descabellados.

 

¿Quién va a ganar la mayoría del Congreso Federal? No lo sabemos. Las encuestas que se han publicado tienen más dosis de fantasía que de ciencia. Pero se asoman, entre otros intermedios, dos futuros posibles extremos e interesantes:

 

  1. Que el agradecimiento de cerca del 45% de mexicanos beneficiados por los programas sociales, se traduzca en una afluencia inusual a las urnas en apoyo a Morena y sus partidos aliados, como en 1936, en EU, con el New Deal en su apogeo, se volcaron a las urnas los sectores menos favorecidos en apoyo a Franklin D. Roosevelt. Es claro que en este caso AMLO avanzaría, con paso de vencedor, al final de su sexenio, y quizá al principio del siguiente.

 

  1. Que la convocatoria de la intelectualidad, algunos sectores empresariales y la mayoría de los medios nacionales y extranjeros, a utilizar el voto para rescatar la democracia en México, genere un “efecto Coahuila” y Morena y sus aliados sufran una hecatombe (en la acepción de muerte política de cientos de bueyes), en cuyo caso se dará inicio al viacrucis de AMLO.

 

Lo más probable es que ninguno de los anteriores futuros posibles se haga realidad, pero sí yo tuviera que apostar, lo haría por el segundo, porque creo que es más fuerte el temor que el agradecimiento, para llevar a la gente a las urnas.

 

Pronto saldremos de dudas. Una última recomendación:

 

Pronto estaremos en la vorágine de las disputas post electorales. Se hablará de fraudes y se hablará de elecciones limpias. Nuestro juicio individual al respecto será importante. Hagámosle caso a Bertand Russell. Forjemos nuestros juicios con base en los hechos (the facts), que no nos lleven al baile con propaganda barata y generalizaciones descalificantes. ¿What are the facts? ¿Cuáles son los hechos? Y ¿cuál es la verdad que los hechos revelan?

 

¡Hasta la próxima, desde la vorágine!

 

saba@sabaconsultores.com