¿Qué hacer, ante encuestas para todos los gustos?

 

Hace seis años seguí de manera pública la elección para gobernador de Nuevo León. Lo hice sin recibir ni pedir apoyo de ningún candidato, partido, organización o persona alguna. La hice por mis pistolas y con mi dinero. Vivíamos el esplendor de la época neoliberal, y yo trabajaba para la presidencia de EPN. Se podía invertir, ja ja. Hoy el gremio encuestador está jodido, a grado de que los encuestadores que por décadas descalificaron las encuestas telefónicas, ahora las hacen para definir a la candidata sustituta de Salgado Macedonio.

 

El triunfo de Jaime Rodríguez sorprendió a muchos, que tenían encuestas que daban por favoritos a los candidatos del PRI o del PAN. A nosotros no nos sorprendió, ha sido común, a lo largo del viacrucis de las encuestas, que todas o casi todas fallen, menos la nuestra.

 

Alguna vez, allá por 1997, me invitaron a una emboscada en el ITAM. Estaba todo el gremio de aficionados a las encuestas, de esos que entrevista Ciro Gómez Leyva. Ya entonces, a algunos les llamaban la atención nuestras predicciones, y me preguntaron (una vez que aflojaron su cuerpecito) cómo le hacía, y me ví obligado a decirles mi secreto, que ahora lo comparto con ustedes:

 

Después de entregarle el reporte final al cliente, lo primero que hago es visitar a la Virgencita de Guadalupe, para pedirle me haga el milagro de que durante los días del trabajo de campo al día de la elección, los electores no cambien de opinión, y para que los que vayan a votar, tengan intenciones de voto similares a las de aquellos que no irán a votar.

 

Para mi fortuna, he sido del cielo y La Guadalupana favorecido, pero cada vez es más difícil que me hagan el milagrito, porque la opinión pública cada vez es más cambiante, merced a los teléfonos celulares. Como consecuencia, el riesgo de que fallen las encuestas hoy en día es enorme, y no es debido necesariamente a que se hagan mal (aunque la mayoría se hacen de la chingada); una encuesta metodológicamente impecable nos puede informar hoy que un candidato lidera la contienda, y a los dos o tres días podría ya ser superado por otro.

 

La encuesta más confiable para fines predictivos, es la que se hace el día previo a la elección, pero sus resultados, por ley, no se pueden hacer del conocimiento público antes de la elección.

 

En resumen compañeros. ¿Qué les recomiendo con respecto a las encuestas que los candidatos nos muestran cada día, favoreciéndolos invariablemente a ellos? Les recomiendo que les crean a las que les parezcan más lógicas. Por ejemplo, si ustedes creen que es lógico que la difusión de que Samuel tiene familiares incómodos lo hace más atractivo para los electores, pues créanle a la encuesta de El Norte.

Si ustedes creen que el accidente del Metro de CDMX le afecta negativamente a AMLO créanme a mí, que acabo de detectar para él un valor mínimo récord en aprobación en Nuevo León.

 

Hoy más que nunca estamos ante la incertidumbre, y las encuestas se han desvirtuado como faros de luz para orientarnos, por la corrupción que se ha hecho de ellas al usarlas, manipuladas, como una vulgar forma de propaganda.  Olvídense de las encuestas, voten en recta conciencia por quienes creen que serán los mejores gobernantes.

 

¡Hasta la próxima!

 

saba@sabaconsultores.com