El INE ya cumplió su función.

 

Me parece lógico que Morena y AMLO busquen la forma de desaparecer al INE. El órgano electoral, primero IFE y ahora INE, no se creó para instaurar en México un sistema democrático; de haber sido así habrían utilizado sus cuantiosos presupuestos para generar una cultura popular que hoy nos habría dado un ciudadano funcional, apto para la democracia, al que difícilmente se la habría podido manipular en su opinión y orientación del voto.

 

En lugar de lo anterior, nos han recetado, por décadas, una serie de spots sumamente auto justificatorios.

 

El INE-IFE, en los hechos, se creó para aplacar a una oposición violenta guerrillerosa, para que encauzaran su descontento por la vía democrática, pero como no tenían votos, no pocos de los fraudes electorales se hacían para que alcanzaran algunas posiciones, y cada reforma electoral tenía como reto cómo hacerle para que ganaran. Se les concedió cada capricho bajo la idea de una desconfianza siempre insatisfecha (salvo cuando ganaban) generando un cada vez más oneroso y absurdo órgano electoral (por aquellos años a AMLO no le importaba la austeridad), que se dedica a vigilar puras pendejadas como los gastos de precampañas y las publicaciones de encuestas.

 

Finalmente ya llegó la oposición al poder. Ya se cumplió el objetivo; ya podemos eliminar al INE.

 

Creo en consecuencia que bien podría, aprovechando la experiencia y sabiduría de Manuel Bartlett, restablecerse la Comisión  Federal Electoral, como una dependencia de la Secretaría de Gobernación, para que organice las elecciones. Confiados en el espíritu democrático de este gobierno, podríamos también eliminar al Tribunal Electoral de la Federación, haciendo inapelables las decisiones de la Comisión Electoral, y en caso de inconformidades, siempre podríamos acudir al buen y democrático juicio de AMLO, para zanjar cualquier diferencia.

 

Tengo también una solución aún más drástica y económica, que ya he consensuado con algunos de mis amigos chairos (los que están más cerca de mi corazón) y a ellos les parece buena idea: Que sea AMLO, quien en forma directa, o en consulta a la Madre Tierra, chivo y gallina prieta incluidos, designe a todos y cada uno de los diputados, alcaldes y gobernadores. Nos ahorraríamos dinero y ¡seríamos felices! ¿Verdad?

 

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