Romper el pacto patriarcal.
Me voy a arriesgar, con todos los temores que esto conlleva, a opinar sobre la idea de romper el pacto patriarcal.
Creo que las mujeres que valientemente han protestado por las constantes agresiones de que han sido objeto, cometen un error al encuadrar el problema como uno de hombres victimarios contra mujeres víctimas. Se refleja tal condición cuando repelen la presencia masculina en sus manifestaciones de protesta.
Sin embargo, cuando una mujer es insultada, agredida, violada o asesinada, no son solo mujeres las que sufren. Hay padres, abuelos, hermanos, novios y amigos de ellas, que viven en carne propia su desgracia; que sufren también la impotencia, cuando los agresores son poderosos y sus delitos quedan impunes.
Las agresiones de que se acusa a Félix Salgado Macedonio no tienen qué ver con que sea hombre, más que con el hecho de que ha sido un hombre poderoso, y las familias de las víctimas, hombres y mujeres, han sido personas indefensas ante él.
Si Félix hubiera agredido a una muchacha de alguna familia con algún poder, el compañero Salgado Macedonio estaría en la cárcel, o durmiendo con los peces. Dicho de otro modo, no es un problema patriarcal. Es un problema de poder, al que debe anteponerse otro poder, y como el gran poder, que es AMLO, no se quiere involucrar, se debe buscar el poder que hace la unión. Muchos débiles, unidos, pueden hacer una fuerza tal, que le pueden hacer temblar las nalgas hasta al más poderoso.
Por eso el movimiento feminista se debilita cuando excluye a los hombres que de buena fe participarían, hombro con hombro, junto a ellas, porque también son víctimas, no del patriarcado, sino del abuso del poder.
Mi sugerencia a las compañeras feministas es que no se queden solas; de hecho no están solas, muchos hombres las apoyamos desde la distancia que ellas mismas han impuesto, pero ese apoyo podría ser más efectivo. Cuando convoquen a una marcha feminista de protesta, no contra los hombres en general, sino contra ese sector despreciable de hombres pendejos que las violentan, y extiendan la invitación a los hombres de verdad, yo iré.
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