Hemos llegado, este día, a 32796 decesos como consecuencia de la pandemia del COVID-19. Un valor que indica duplicaciones de defunciones cada ocho días, de manera casi exacta (el valor debería ser, para hoy, 32767).
La última vez que abordamos el tema fue el 12 de junio, cuando dijimos lo siguiente:

 

“Para juzgar qué tan significativos son tales avances, nos asomamos al modelo que duplica los valores cada siete días, y encontramos que los 16383 decesos se esperarían hasta el 17 de junio, esto es, nos anticipamos seis días. En conclusión, llevamos una evolución que media entre los modelos de duplicaciones cada seis y cada siete días. Un avance, por decirlo así, de medio día. 

 

En consecuencia podemos afirmar, de nuevo, que sí hemos hecho progresos, al pasar de duplicaciones cada 6 o 7 días, a duplicaciones de decesos cada 8 días. Y podemos concluir exactamente lo mismo que el pasado 12 de junio: ¿Son buenas noticias? Por supuesto que sí, pero por desgracia no lo suficientemente buenas. Para alejarnos del fantasma de superar las cien mil muertes (duplicaciones cada diez días), deberíamos tener un descenso de muertes más acelerado.”

 

En resumen, tenemos a Don Hugo López-Gatell en fiera y desigual batalla con una bestia a la que aplana, pero se mantiene enhiesta (una especie de priapismo pandémico).

 

Y mientras Don Hugo se entretiene con la bestia peluda, nos acercamos, casi inexorablemente, a los pronósticos de Youyang Gu, un académico del MIT, de que llegaremos a 132,501 para el 1 de septiembre de este año; y a los del Instituto para la medición y evaluación de la salud de la Universidad de Washington, de 103,000 para el 1 de noviembre (casi el día de los muertos), con la advertencia de que, en caso de no corregir el rumbo, llegaremos a los 207,000.

 

Sigo pensando, y coincide conmigo la Dra. Laurie Ann Ximénez Fyvie, Jefa del laboratorio de genética molecular de la UNAM, que la apuesta de López-Gatell fue la inmunidad de rebaño. Una apuesta no confesada abiertamente, una apuesta de muerte, neomalthusiana, que estamos pagando los mexicanos.