Juan Gabriel, en el pensamiento – Morena sigue firme – Barrales, la más popular
Para que haya justicia, ha de haber equidad.

El fallecimiento de Juan Gabriel ocupa el primer lugar en el pensamiento de los habitantes de Ciudad de México, con un 29,4 % en el “Top of mind”, según la última medición de SABA Consultores. No podría ser de otra manera, pues pocos artistas mexicanos han alcanzado la dimensión universal del Divo de Juárez, a ambos lados del océano.

En identificación partidista, se confirma la tendencia positiva de Morena, que alcanza un 13,6 % de preferencias, lo cual se confirma en la intención de voto (17,1%). Esto, en proyección electoral, se traduciría en un 36,3 % de los votos, muy por delante tanto de PAN (16,1 %) como de PRD (14,5 %). Sin embargo, el posible candidato de Morena Martí Batres no despierta iguales simpatías que su partido y se ve superado en casi 3 puntos por la perredista Alejandra Barrales en preferencias como optante a la jefatura de gobierno de Ciudad de México. En proyección electoral, la ventaja se traduce en un 30,7 % para Barrales por un 20,6 para Batres. Tal vez el de Morena debe suavizar algo su imagen, que se ve un tanto radical. Ya le transmitirá su jefe las órdenes oportunas, aunque de momento no parece peligrar la ventaja de Morena en la capital, salvo un giro inesperado en los acontecimientos, que quizá tenga mucho que ver con los posibles pactos que suscriba el PRD de cara a sucesivos comicios.

En cuanto a temas de fondo, la preocupación principal de los capitalinos sigue siendo la inseguridad con un 32,3 %. No me cansaré de insistir en ello: las marchas de los maestros, que tanto ruido están haciendo, se quedan lejísimos en este ránking de percepción, con tan sólo un 1,1 %. Esto habla por sí sólo de lo que aprieta el zapato al ciudadano y de a dónde deben dirigir sus esfuerzos los gobiernos, tanto el local como el federal. Mas, ¿cómo esperar que los esfuerzos, si los hay, no resulten baldíos, si la impunidad está a la orden del día en cuantos conflictos dominan la actualidad? Y no me refiero sólo al crimen “tradicional”. Me refiero también al propio conflicto magisterial, a la corrupción política, a las manipulaciones periodísticas y a cuanto asunto sale a la palestra sin que sus responsables parezcan obtener justa retribución a sus desmanes.

Y luego están los juicios populares paralelos, para los que unos parecen tener patente de corso y otros norma inquisitorial. Dicho de otro modo, la ley del embudo. La impostura es impostura venga de quien venga: el último escándalo que le ha caído encima a Peña Nieto es el plagio en su tesis. No se registran cambios sustanciales en su aprobación, ésta sigue bajo mínimos con sólo un 19,8 %, a la espera de su cuarto informe y del resultado de los spots que acaban de empezar a emitirse. Este porcentaje parece ser el de sus incondicionales. A la cabeza de ellos se ha situado su prima Carolina Monroy, que ha prometido no permitir un solo agravio más sobre Peña. Ya se sabe, cuanto más primo, más me arrimo. Mejor que se arrime esta prima que no ésa otra, la prima de riesgo, que es bien peligrosa, que tan bien conocemos acá en España, y que según dice S&P, amenaza con hacer una visita a sus familiares mexicanos.

La cuestión es que, en efecto, los agravios gratuitos deben tener respuesta, pero lo de la tesis no es una falsedad, es un hecho que no ha desmentido ni la propia UP. Ahora bien, también es cierto que otras imposturas pasan desapercibidas y no son denunciadas por los mismos que se rasgan las vestiduras cuando el impostor es Peña. Por ejemplo, la gigantesca burla que supone el 3de3 de AMLO, que se sabe impune y por eso se permite tener la desfachatez de afirmar que sus ingresos no llegan a 50000 pesos al mes. Bueno fuera. O los delitos continuados e impunes de los líderes de la CNTE, que tampoco son señalados por los gurus de la limpieza y la honradez. Y me refiero, como supondrán, a cierta periodista de cuya profesionalidad no dudo, pero si, y mucho, de su imparcialidad. Pensaría lo contrario si pusiera el dedo en todas las llagas con el mismo ímpetu que lo hace en las de Peña Nieto. Porque hacer un esfuerzo titánico viajando en el tiempo 25 años en busca de una tesis tiene su mérito, pero pasar de puntillas o en silencio sobre las dudosas cuentas de AMLO y de Morena es tener un doble rasero para medir, y eso en ética periodística es ser parcial. Aunque si fuera imparcial escucharía tronar la voz de su amo, que es la que guía sus pasos junto con una notable carga de resentimiento. Justicia es equidad, si no, no es tal.