El caso Medina no impacta como se esperaba – Cuauhtémoc Antúnez minimiza inseguridad 
Según la última medición de SABA Consultores para Nuevo León, se sigue disparando la percepción de la inseguridad como principal problema para los encuestados, con un 56,6 % en el monitoreo y una media del 51,2 % en la encuesta. Lejísimos, desempleo, baches, e incluso corrupción (sólo un 3,5 %). Esto tiene por fuerza que llamar la atención de todo el mundo, sobre todo teniendo en cuenta que el sainete de la comparecencia de Medina sigue a todo lo que da, y los encuestados casi lo pasan por alto. Lo último: ahora le niegan la suspensión, pero esa noticia es de hace pocas horas, con lo cual no estaba en conocimiento de los encuestados. Únicamente destacar que Medina sigue siendo considerado el peor político, con un 32,9 % y alerta negativa. Pero el temor a la inseguridad es un fantasma cada vez más presente en la mente del ciudadano. Sin embargo, al general Antúnez no le parece tan grave… Volveremos después sobre el máximo responsable de la seguridad pública en Nuevo León.

Los niveles de aprobación y desaprobación se mantienen en números muy negativos para el Presidente Peña, no insistamos hoy sobre este tema, y dejémoslo disfrutar de sus breves vacaciones. El pronóstico es reservado dentro de la gravedad. En cuanto a Jaime Rodríguez, también se mueve en los mismos registros de la semana pasada, con una aprobación del 36,7 % y una calificación promedio de 5,8. Aquí lo llamativo es precisamente esa inmovilidad, vistos los dos temas candentes a los que nos referíamos: la seguridad pública y el proceso a Medina.

Para intentar sacar conclusiones quisiera centrarme en una de las preguntas que se le hacen a los encuestados, pregunta por la que confieso que tengo especial preferencia: qué le diría usted al Gobernador si pudiese platicar con él. Fíjense, el sueño del administrado, poder pedir cuentas directamente a quien lo administra. Pues bien, igualmente se mantienen estables las respuestas: un 19 % que cumpla sus promesas y un 14 % que mejore la seguridad. Pero en el lado opuesto, impertérrito, un 13,8 % insiste en que el Gobernador le eche ganas. Además, también se le reconocen de inmediato pequeños logros, como el transporte público gratuito para los estudiantes, hecho éste mencionado por un 3 % de los encuestados. Es decir, llueva o truene, hay una base fiel que no se mueve. El fracaso de la no comparecencia del pasado jueves definitivamente no se ha dejado sentir en sus números. Así están las cosas. El núcleo duro de quienes confiaban en el Bronco lo siguen haciendo. Dicho de otro modo, ha frenado en la caída de sus afectos porque los afectos que le quedan son muy, pero que muy fieles.

Y aunque muchos pensábamos que Jaime se jugaba su credibilidad en los procesos contra la corrupción, tal vez a donde debiera volver la vista es a la imparablemente creciente preocupación por la inseguridad de los nuevoleoneses. Imparable y justificada. Y creo que más aún después de las explicaciones del general Cuauhtémoc Antúnez, que se pueden resumir en dos: no es para tanto y peor hemos estado. Sinceramente, ¿no tiene el general quien le diga? ¿Qué equipo le rodea? ¿Vive en Nuevo León? El Gobernador esta vez calla: mejor, desde luego, que culpar a los padres como hizo hace unos meses.

Haría bien el Gobernador en centrar toda su atención y sus esfuerzos en la lucha contra el crimen y la violencia, y en obviar medidas un tanto absurdas, por no decir extravagantes, como cambiar los uniformes de la Fuerza Civil. Hay que diseñar estrategias claras y definidas. Ahí se la está jugando, no sea que buscando el estrellato en los juzgados descuide las espaldas. Y sus aspiraciones a más altos destinos.

Decía un antiguo profesor mío que si apenas le oíamos, no podía pretender que le escucháramos, y menos, en consecuencia, que le entendiéramos. Si a Jaime Rodríguez no le queda claro el clamor ciudadano por la inseguridad, poco que decir, teniendo como tiene y de manera pública y puntual esa información, como la tengo yo y todos ustedes. Puesto que está claro que oye, esperemos que escuche. Y que entienda.