Baja el Bronco en vísperas del Primer Informe – Los alcaldes mejoran en aprobación
Elizondo no sufre el deterioro del Gobernador
En la antesala del Primer Informe de Gobierno de Jaime Rodríguez, SABA Consultores realizó una nueva medición de la opinión pública, en la que el Bronco parece desfondarse. En aprobación obtiene un 33%, lo cual es advertencia negativa, lo mismo que ocurre en la lista de los considerados mejores políticos, donde casi se da de bruces con el suelo con sólo un 1,4% de los preguntados. Pobre nivel este último con una clara tendencia a la baja, que en la media que arroja la encuesta le sitúa ya por detrás de Alfonso Martínez Domínguez, que para un 4 % de los encuestados encarna el dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Encabeza la clasificación Fernando Elizondo, que mantiene una media del 6,2% en este índice, aunque también desciende en preferencias en esta última medición. Del mismo modo, los que desaprueban al Gobernador también aumentan hasta un 53,6 %, con una tendencia en claro ascenso.
En aparente contraste, los presidentes municipales obtienen una advertencia positiva en aprobación, con un 57,9% para su conjunto, y en especial Víctor Fuentes, que dispara su calificación hasta un 8,4. Dicen que es de los que más chambea. No lo dudamos, como tampoco nos cabe duda acerca de la tradición panista de San Nicolás, y de que los panistas están cerrando filas: así lo muestran los moderados ascensos del PAN en identificación partidista y en intención de voto. Son esos panistas quienes están lentamente abandonando al Bronco, pero no lo están haciendo con Elizondo, de quien no es un secreto su base de apoyos conservadores, muchos de ellos azules que se hicieron naranjas. Por eso sigue siendo el funcionario más conocido y mejor valorado del equipo de gobierno, aguardando su momento para ser califa en lugar del califa.
Hay que hacer dos consideraciones. La primera de ellas, sobre el contraste que parece indicar que el deterioro del Bronco guarda relación con el crecimiento de la popularidad de los presidentes municipales. Las iniciativas de éstos para liderar un movimiento contra la delincuencia ante la incapacidad del gobierno estatal podrían ser un motivo, al igual que el principio de los vasos comunicantes, que ocurre casi siempre cuando hay antagonismos: lo que para uno es deterioro para el otro es mejora. Sin embargo, ese antagonismo en las preferencias parece que no es tal, si observamos los hipocentros y antihipocentros de las mencionadas advertencias, negativa al Bronco y positiva a los alcaldes: ocurre que quienes más inciden en el descenso de los guarismos del Gobernador son quienes también desaprueban a los presidentes municipales, y viceversa. Y en el hipocentro de los que favorecen a los alcaldes están los que aprueban al Bronco. De modo que podríamos concluir que no hay tanta distancia entre los núcleos que favorecen a los unos y al otro, que son en general clase media o media alta conservadora.
Eso nos lleva a la segunda consideración. Aunque no podemos negar que la pérdida de popularidad del Bronco es un hecho, merece la pena echar una ojeada a los números en cuanto a intención de voto. A día de hoy Jaime obtendría un 20,8% según la media que arroja la encuesta, frente al 28,8% que obtuvo en la elección. Ahora bien: en los comicios Elizondo “cedió” (aunque no graciosamente) a sus votantes y sólo obtuvo un 0,3%, mientras que a día de hoy hasta un 13% votaría por él. La suma de intención de voto de los dos supera holgadamente el 30 %, y los que lo harían por PRI y PAN han descendido en ambos casos comparando con las elecciones. Así que, las cosas, a pesar de las claras carencias del Gobierno independiente, sobre todo en materia de seguridad pública, no han cambiado tanto como parece. El Bronco pierde fuelle, sí, pero como le sucedía a Diógenes, hay otro “sabio” detrás de él, muy cerca de él, que recoge las hierbas que el arroja, o más bien se le caen. Y las guarda para cuando llegue el momento.
Así estaban las cosas justo antes del “Informe de Verdades”, cuyo desarrollo e incidencia en la opinión veremos tras la próxima medición, a ver cuánto hubo de verdad y cuánto de artificio, cuánto de sólido y cuánto de humo, cuánto de informe y cuánto de show, como es tan del gusto del Bronco. En eso de la verdad, ya lo decía Campoamor: en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Veremos con qué cristal ve las cosas la opinión pública.