Dicen que los Diputados no dejan trabajar – No hay perdón para Peña Nieto – Jaime Rodríguez recupera levemente apoyos – ¿De qué depende un independiente?
Según la nueva medición de opinión pública realizada por SABA Consultores, amén de que la inseguridad sigue siendo el principal problema para los nuevoleoneses, con un 48,1 %, asoma una cuestión interesante: un 21,4 % de los preguntados tienen en mente que los Diputados no dejan trabajar al gobierno de Jaime Rodríguez. Intentaremos sacar alguna conclusión acerca de la procedencia de ese pensamiento que está en el aire. Igual que llama la atención el descenso en la preocupación por el conflicto magisterial: dice el Gobernador que lo considera resuelto.

En el monitoreo podemos observar sendas alertas negativas para Enrique Peña Nieto, que continúa su particular vía crucis: desciende hasta un 14,5 % en aprobación y alcanza una desaprobación de un 78 %. Podemos considerar ambos niveles terminales, y desde luego nunca alcanzados, al menos desde septiembre del pasado año, fecha en la que se iniciaron las mediciones en este proyecto de SABA Consultores. Si hemos de relacionar esta nueva caída de afectos hacia el Presidente con los recientes acontecimientos, no podemos evitar deducir que su petición pública de perdón no ha calado entre la ciudadanía, y si lo ha hecho, ha sido para que se perciban sus lágrimas como las de un cocodrilo. La impresión general es que ha sido tarde y mal. Parece que no hay redención.

Sin embargo, los afectos por la labor de Jaime Rodríguez parecen recuperarse levemente, registrándose una advertencia positiva al descender el nivel de desaprobación hasta un 45,9 %, cifra nada desdeñable aún, pero inferior a la registrada en anteriores mediciones. Hay que apuntar aquí una curiosa concomitancia: si observamos hipocentros (estratos sociales que han favorecido advertencias y alertas), quienes desaprueban al Bronco también lo hacen con EPN. Y en sentido contrario, los que aprueban a EPN son la base de los que han amortiguado la desaprobación a Jaime Rodríguez. Llamativa coincidencia, quizá hable más de lo que parece sobre la base social del Bronco.

Señalaremos que las sucesivas comparecencias de funcionarios del gobierno de Medina no parecen destacar entre las preocupaciones y pensamientos de los ciudadanos, al menos de momento, salvo en el indicador, ya constante, de la percepción del exgobernador como peor político, con un 32,2 %, presentando alerta negativa. Seguramente esta tendencia se acentúe después de la comparecencia del propio Rodrigo Medina, sea hoy, como estaba previsto, o cuando tengan a bien él y los jueces, pues la última noticia es que le concedieron un amparo. Sería interesante, en su caso, observar sus efectos en la próxima medición. Tampoco los rumores de cambios en el gabinete se reflejan de momento en la opinión de los encuestados, aunque de ser ciertos Jaime Rodríguez debería tomar nota de la persistente preocupación por la inseguridad y sacar conclusiones sobre la labor de Cuauhtémoc Antúnez, responsable del área.

De momento, está ocupándose de que a Fernando Elizondo no le falte el trabajo, y de presentarlo así ante la opinión pública. Esa opinión que traslada su queja acerca de la actitud de los Diputados, que “no dejan trabajar” al Gobernador. Y es que, ¿de qué depende un independiente? Decía Nietzsche que ser independiente es el privilegio de los fuertes. No negamos la virtud de la fuerza en Jaime Rodríguez, pero la independencia que abanderó su campaña y ahora su gobierno no es cuestión baladí.

No debería representar una sorpresa para la función de gobierno el hecho de que haya un Congreso dominado por el bipartidismo tradicional, por mucho que el Gobernador deslice veladas y no tan veladas quejas al respecto. Cambiar esa realidad no es cosa fácil. Salvando las distancias, en España ya se han repetido las elecciones y quizá vayamos camino de unas terceras precisamente porque no es sencillo cambiar las costumbres de una representación tradicionalmente bipartidista a otra más fragmentada. Y eso que, en España, de independencia, nada. ¿Hasta qué punto la hay en México?

Una cosa es ganar unas elecciones llevando la independencia por bandera y otra muy distinta ejercer un gobierno sin un respaldo estructural: ya está dando visos de hacérsele cuesta arriba. El Gobernador independiente depende de muchas cosas: depende, y no hay que perderlo de vista, del granero de votos que obtuvo de Movimiento Ciudadano, cuyas fidelidades se mantienen intactas con un 14,4 % de intención de voto y una aprobación a Elizondo igual o a veces superior a la de Jaime, que además lo sabe, y por eso procura transmitir la importancia de su labor. Depende de su relación con la iniciativa privada. Depende también de la recuperación económica de las finanzas de Nuevo León, cuya situación, por cierto, consideran mala o muy mala más de un 38 % de los encuestados, los cuales piensan además que se ven muy afectados por este hecho, que tardará en cambiar, y responsabilizan de ello, naturalmente, a gobernantes y políticos (42,4 y 9,3 % respectivamente). Entre ellos está Jaime Rodríguez, por cierto, pues político y gobernante es, aunque se declare independiente.

Depende el Bronco, por supuesto, de la permanente y difícil negociación con el Congreso, hecho éste que pudo ocultar durante la campaña pero ahora se hace evidente. Depende, por supuesto, de los valores y resultados de su gestión. Depende, qué duda cabe, de la categoría personal de Jaime y de su capacidad para cumplir lo prometido, hecho que sólo el tiempo juzgará. Y depende también, y mucho, de que la opinión pública no caiga un día en la cuenta de que quizá al fin y al cabo esté gobernando un priísta: porque la correlación entre los identificados con el PRI y los que siguen apostando por el Bronco es mayor de lo que parece; porque la piel de un priísta por más de dos décadas no se muda con tanta facilidad, y las servidumbres de dicha condición tampoco; y porque cuando no tenga en dónde apoyarse, ¿a dónde le será más fácil recurrir?

Tengo un temor: que gran parte del electorado, aun de buena fe, sólo haya tomado de la “independencia” del Bronco su condición novedosa, sin tener en consideración si es real o no, hecho harto difícil en política. Mi opinión es que todavía no queda muy claro en qué punto kilométrico del camino de Damasco Jaime Rodríguez se cayó de “Tornado”, su hermoso caballo, cegado por la luz de la verdad para renegar de su pasado en el PRI y hacerse irredento apóstol de la política independiente. Y sobre todo cuáles fueron los motivos. De la respuesta a esta duda dependerán muchas independencias.