Los números obtenidos por Saba Consultores en sus mediciones hasta el 16 de diciembre muestran lo endeble que resultaron los “posicionamientos” de la clase política y algunas de sus figuras a base de recursos económicos, publicidad, periodicazos, etc., precisamente porque los realizan entre sólo un 30.5% de la población mientras el otro 69.5% no tiene preferencia partidista y un 71.5% tampoco tiene preferencia por ninguna de sus figuras.

Alejados de la mayoría de la población a quienes la clase política les es indiferente, dentro de una sociedad que vive la secuela de los hechos en Iguala-Ayotzinapa y que ahora empieza a sentir los efectos de la caída de los precios del petróleo en “el dólar de a 15 pesos”, los esfuerzos de los diferentes grupos por posicionar a sus figuras se muestran endebles y sin solidez alguna.

Por ejemplo la mismísima Ivonne Álvarez, quien a base de promociones, asistencialismo, periodicazos, giras, recursos sin límites y aplicando la “filosofía de Chavana” en su relación con la gente, había logrado ubicarse en los dos primeros lugares del Top of Mind hasta que el día 16 de diciembre “mordió el polvo” y se desplomó hasta un 0.0%.

Igualmente Fernando Elizondo Barragán, quien vinculado a los intereses empresariales ahora petroleros del grupo ALFA y de una trasnacional de refrescos había logrado hasta un 8.5% en el Top of Mind el 2 de diciembre, sólo para desplomarse a los niveles del día 16 de diciembre con un 3.1%.

Aunque en el caso de Ivonne Álvarez su proselitismo es notorio y abierto, en el caso de Fernando Elizondo sus apariciones esporádicas en El Norte -órgano vocero y artillero del Bloque Opositor de Nuevo León (BONL) integrado por las cúpulas empresariales, la vieja guardia del PAN y las ONG’s de derecha como Evolución Mexicana- parecerían ser sus únicas actividades de promoción. No obstante, el darse a la tarea de organizar la más grande “promiscuidad electoral” de la historia en Nuevo León: la coalición entre PRD-PT-MC-ONG’s (como Vertebra) le ha dado a Elizondo una notoriedad estilo “campanazo” que mantiene sus buenos números pero que también son efímeros o endebles.

En cambio, los números que obtiene el gobernador Rodrigo Medina son de otra naturaleza: modestos pero estables y sólidos. Por ejemplo su calificación de 6.7 que proviene de mediciones anteriores que le daban un 6.4, luego un 6.7 y después un 6.9 para sufrir una pequeña caída de dos décimas hasta el número obtenido en esta medición. Sin embargo, la estabilidad de los números del gobernador tiene que ver con una base social relativamente sólida que está representada por trabajadores del gobierno, por los beneficiarios de sus programas sociales y por beneficiarios de las obras públicas; bases que sólo desde el gobierno pueden construirse.