Hace muchos años, antes del desafortunado advenimiento del ISO 9000, ocurrió un fenómeno en el mundo empresarial que pudo hacer de este mundo algo más llevadero.

 

En el propósito de darle alcance a Japón en calidad y productividad, el empresariado occidental vio en la filosofía de calidad de W. Edwards Deming, una alternativa que muchos abrazaron convencidamente, pero otros malandros, los adalides del capitalismo salvaje, combatieron desde un principio: se trataba de alcanzar la competitividad humanizando el trato tanto a los trabajadores como a los proveedores, teniendo como guía la ciencia estadística en apoyo a los tecnólogos para reducir la variación, dado que a menor variación mayor calidad y todas las bondades que se derivan de ello.

 

Finalmente los malandros encontraron en ISO 9000 la coartada perfecta para desembarazarse de Deming, desatando el descarnado capitalismo que algunos llaman neoliberalismo, hoy en crisis.
Hay mucho que decir de lo anterior, pero hoy quiero centrarme en un tema que tiene que ver con el título de este texto y con la disputa actual entre AMLO y los empresarios.

 

Deming sugería a los empresarios convertirse en líderes de sus trabajadores, y aunque no era la intención, era un claro desafío al liderazgo sindical. Cuando había inteligencia y buena fe, coexistían ambos tipos de liderazgo en beneficio claro de los trabajadores. Cuando no ocurría tal cosa el liderazgo empresarial llevaba la de perder. Por aquellos años yo reflexionaba en lo siguiente: el apoyo empresarial no se agradece, porque en la tradición cultural de la lucha de clases, todo apoyo de los empresarios se entiende como devolución al pueblo lo robado. En contrapartida, el apoyo de los líderes sindicales es agradecido reverencialmente.

 

Pues bien, hoy el presidente trata de apoyar a las Mipymes y los empresarios también. Y entonces, ¿por qué no se ponen de acuerdo? Muy simple: porque hay implícita una clara lucha por el liderazgo, tema en el cual AMLO es muy, pero muy celoso.Finalmente algunos trabajadores recibirán apoyo de AMLO y otros apoyo de los empresarios. Y creo también que a AMLO se lo van a agradecer más que a los empresarios.

 

¡Así es la vida! Los empresarios deberán apoyar sin esperar gratitud, bajo la idea de que lo que entregan, que es suyo, es producto de la explotación anterior. Y AMLO será el triunfador, muy reconocido y reverenciado, aunque el apoyo que entregue no sea de él. ¿Verdad?