Trump y Fidel, en la mente de los mexicanos – Margarita Zavala y AMLO, en cabeza de las preferencias – El PRI resiste el desgaste y parece rearmarse, pero no define candidato

Comienzan de manera pública las mediciones de SABA Consultores a nivel nacional de cara a las elecciones presidenciales de México 2018, lo cual ya en sí es un hecho que merece que nos congratulemos, pues al alcance de todos estarán los cambios e incidencias en la opinión política, y un pueblo informado es un pueblo más libre. Cómo aprovechen los políticos y candidatos la información que, por ser pública, también van a tener a su alcance, es harina de otro costal. A veces no hay más ciego que quien no quiere ver.

Lo primero que encontramos es que en la mente de los mexicanos han estado presentes por encima de cualquier otra cosa dos personajes: Donald Trump y Fidel Castro. Aquél con un 12,3 % y éste con un 6,6. A pesar de haber pasado un mes desde la elección estadounidense y de la inmediatísima actualidad del fallecimiento del dictador cubano, está claro que preocupa más el “vivo” del norte que el muerto del Caribe, y no sin razón. No obstante, el acontecimiento histórico que supone la muerte de Castro es un hito porque se fue el último personaje que marcó el siglo XX. “Se acabó la diversión”, decía Carlos Puebla, el cantor de la revolución cubana, pero el título de la canción ya no es “llegó” sino “se fue Fidel”. Para Andrés Manuel López Obrador “se fue un gigante a la altura de Mandela”. No me puedo resistir a señalar semejante enormidad. Una cosa es que Castro haya sido un personaje influyente, y otra cosa es hacer el juego a la propaganda que ha hecho de un tirano un mito. Mandela, para empezar, fue elegido democráticamente y es el símbolo de la reconciliación de un pueblo, mientras Castro se mantuvo contra viento y marea en el poder a costa de la pobreza y el sufrimiento de muchos. Todo ello sin entrar en valoraciones políticas, porque una tiranía lo es se pinte del color que se pinte. AMLO puede decir eso y más, porque tiene el beneplácito de otra dictadura, la de la corrección política, que nos ha hecho a todos pasar por ver el vergonzante homenaje al dictador más antiguo del mundo al que han acudido, dóciles, los líderes más “democráticos”. Yo, mucho más modestamente, de momento no me pliego a esa corrección, y no me queda más remedio que decir lo que pienso.

Seguramente AMLO añora un sistema en el que no tenga que presentarse a esos tediosos procesos electorales que, con todo y sus fallos, con sus manipulaciones, tienden a expresar la voluntad de una mayoría. De ese modo habría evitado las dos derrotas que tiene en su haber y no tendría que laborar para evitar la tercera, porque de momento un 21,2 % de los encuestados le consideran la peor opción para ser Presidente, si bien en cuanto a preferencias está arriba en empate técnico con Margarita Zavala. Es cierto que es el más conocido (93,9 %). Faltaría más, después de tres lustros como candidato. Por su parte, el PRI aguanta el tipo, lo cual desmonta también el mito del supuesto rechazo general al priísmo: en proyección electoral iría en cabeza con un 27,3 %, pero en empate técnico con el PAN y con un cuarto bloque, que por ahora deja fuera de la cabeza a Morena: las alternativas independientes. El problema es que no se concreta qué independiente podría concitar esos apoyos, y si no aparece esa figura, habrá que ver hacia donde se decanta ese porcentaje, que es un nada desdeñable 21,6 %. El más conocido de los “independientes”, Jaime Rodríguez, de momento acumula ocho ceros seguidos en la consideración como mejor político y porcentajes residuales en las preferencias para ser presidente. No son números para el optimismo, desde luego.

Entre los panistas Margarita Zavala es la preferida, a pesar de que se ha publicado que el PAN gasta el triple en publicidad para Anaya que en lucha contra la corrupción. Por ahí aparece, con alertas y advertencias positivas en cuanto a mejor político y posible presidente, Moreno Valle, a pesar de las controversias sobre la “ley Bala” o Chalchihuapan, pero aún lejos de la ex primera dama. Por cierto, la baja popularidad de Peña encumbra al ex presidente Calderón como mejor político para los encuestados, refrendando aquél dicho de “otro vendrá, que bueno me hará”. El PRI, que parece estar rearmándose, debe reflexionar sobre ello. Aunque ya ha dejado claro Peña que primero será el proyecto y después los nombres, dejando a los precandidatos como al perro de Pavlov, con hambre y babeando. Paciencia. Un apunte, y ya lo he dicho otras veces: no pierdan de vista a Videgaray.

Finalmente, de la encuesta se desprende, por si alguien lo quiere tener en cuenta, que a la mayoría de los mexicanos les resulta indiferente el sexo, la religión, el estado civil y las preferencias sexuales del futuro presidente; y que querrían que fuera de mediana edad, con apego a los principios de su partido (partiendo de la base de que el partido en cuestión los tenga…), con estudios de doctorado y conciliador. ¿Existirá ese mirlo blanco?

Y en eso, se fue Fidel.