Después de un período de unos dos meses en el que no hemos podido conocer los efectos de los acontecimientos en la opinión pública, vuelven venturosamente los monitoreos de SABA Consultores a nivel nacional. Hemos sabido, si, en este tiempo, que hubo una conferencia de prensa de Carlos Slim en la que transmitió respaldo a la gestión de Peña en materia internacional, y pidió tomar con distancia las bravatas de Trump. Hemos asistido a la postura oficial del gobierno mexicano ante las amenazas gringas, que se ha resumido en firmeza, dignidad y defensa de la soberanía. Vimos cómo Lorenzo Córdova, presidente del INE, pedía a las empresas demoscópicas que recuperaran su credibilidad: ninguna, que se sepa, respondió de manera coherente a esa demanda, salvo SABA, que no tiene que hacerlo porque lleva dando esa respuesta más de veinte años. Vimos cómo se fue distendiendo la crisis diplomática y el peso mexicano ha resistido. Incluso, hace pocos días, hemos comprobado como Trump se comporta ya como un presidente estadounidense al uso, bombardeando Siria como un Bush o un Obama cualquiera… Y hemos visto cómo AMLO ha redoblado su campaña, y está terminando de fagocitar su anterior criatura, el PRD, de la que apenas le queda el postre.

Pero la falta de mediciones de SABA nos ha tenido a oscuras para saber cómo influyó todo esto, y el resto de las empresas demoscópicas no me ofrecen más confianza que a Lorenzo Córdova. Ahora que SABA volvió a monitorear, podemos sacar una primera y contundente conclusión: la crisis del gasolinazo ha concluido y tanto EPN como el PRI han regresado a los números anteriores a la misma. El Presidente, seguramente a causa de la buena valoración de su gestión de la política internacional, obtiene alerta positiva en aprobación (28,4 %), desaprobación (59,5 %), calificación (5) y consideración como peor político, donde baja a un todavía no desdeñable 23 %. El PRI, por su parte, también cosecha alertas positivas en identificación partidista e intención de voto. Todo esto son datos del monitoreo, dado que la media de la encuesta en este momento es poco fiable, porque mezcla datos muy distantes en el tiempo, entre los que están aquéllos recogidos en plena crisis de enero. Por tanto, hay que esperar a nuevas mediciones para ver si los guarismos mencionados son estables. Aun así, para mí la conclusión es inequívoca: EPN ha remontado la gravísima crisis de hace un par de meses.

La otra conclusión es la fortaleza indiscutible de AMLO, que en respuesta espontánea sobre preferencias para la Presidencia domina con claridad con un 15,4 % de las respuestas. Por supuesto que sigue siendo el candidato más conocido, cosa nada sorprendente después de más de quince años en campaña. Y parece estar finalmente consiguiendo culminar el proceso de fusión entre su persona y su partido, al cual ya se trasladan estas preferencias, cosa que no ocurría con tanta claridad hace dos meses: Morena iguala al PRI en identificación partidista y prácticamente lo supera en opción de voto por partidos, en ambos casos con alerta positiva. El PAN parece quedar de momento como tercera opción, y la alternativa independiente se desinfla ante la falta de un candidato serio que la aglutine, a no ser que haya quien considere serio al Bronco. Pero algo invita a la reflexión: en ausencia de propuestas de calado, la única figura que, según estos datos, se perfila a día de hoy con capacidad para hacer frente a AMLO es Carlos Slim como independiente, que lo supera en calificación y empataría con él en todas las combinaciones posibles de candidatos. Esto, además de ratificar la popularidad del empresario, nos confirma una rémora de la que AMLO no termina de librarse: el rechazo de buena parte del electorado, pues sigue siendo considerado la peor opción con amplio margen y en este monitoreo tiene alerta negativa como peor político. Esta polarización convierte por ahora las elecciones en una sola disyuntiva casi plebiscitaria: AMLO si, AMLO no. Si un candidato con carisma se le opone, todavía queda mucho por decidir. Slim, más que ese candidato, es un arquetipo: es la figura de un hombre de éxito, con experiencia y un equipo solvente a su lado. Quien pueda ofrecer esto, sea o no el propio Slim, puede dar la batalla.