El bipartidismo se reafirma en Coahuila – El PRI, entre el lastre de los Moreira y el reto de ocupar un espacio político
Según la última medición de SABA Consultores, la próxima elección del Gobernador de Coahuila parte muy cerrada, pero se reafirma el bipartidismo, en contra de una tendencia muy generalizada en otros lares. Aunque a un 47,2 % les gustaría que se postulara un candidato independiente, no se perfila la figura de alguien que pueda dar respuesta a ese anhelo. En cambio, hay un empate técnico en cabeza entre los dos grandes partidos en cuanto a la opción de voto elegida en unos futuros comicios, con ligera ventaja para el PRI.
La reciente licencia pedida al Senado por Luis Fernando Salazar parece mostrar sus efectos. Aunque el PAN presenta alerta positiva en intención de voto, las preferencias entre los panistas se están dividiendo. Sin embargo, José Guillermo Anaya sigue con bastante ventaja tanto en ese apartado como en la consideración general como mejor opción: en la media de la encuesta, encabeza este rubro con un 16,8 %, superando de momento ampliamente a los precandidatos del PRI, y a la espera de cómo evolucionen los números de su competidor del PAN.
Es aquí donde hay que detenerse a analizar la percepción de los coahuilenses sobre el PRI y sus integrantes en un estado en el que los casos de corrupción han desgastado a este partido, pero no lo suficiente como para descabalgarlo de la lucha por la gubernatura. El PRI es el primero de la encuesta en identificación partidista con un 17,8 % frente a un 10,0 % del PAN, lo cual refleja la raigambre del priísmo en Coahuila. En la consideración de mejor político en respuesta espontánea, hay un grupo de cabeza en el que, de los priístas, digamos, en activo, aparecen no uno, sino los dos hermanos Moreira, junto con Javier Guerrero. Pero también está la otra cara de la moneda: el PRI es, de largo, la opción más rechazada en unos hipotéticos comicios; en la consideración de peor político Humberto aparece en primer lugar (junto con todos en general) seguido por su hermano a no mucha distancia. Aunque la aprobación a la labor de Rubén como Gobernador divide las opiniones, los motivos de los que lo desaprueban hablan por sí solos: no hace nada, es un corrupto, es un ratero, hay inseguridad, hay deuda. No lo digo yo, claro está. Lo dicen los entrevistados.
Visto lo visto, no se puede dejar de inferir que el problema que puede tener el PRI, y la gran ventaja que querrá aprovechar el PAN, es la lamentable imagen de corrupción que arrastran los gobiernos de los últimos doce años. Eso ha hecho también que el desencanto haya cundido entre los votantes, cosa que se evidencia cuando un 63,5 % dice no identificarse con opción alguna y un 29,4 % no votaría por ninguno, además de lo ya mencionado de considerar peores políticos a todos ellos. La ventaja de Anaya en la encuesta cuando se menciona a los posibles candidatos de todos los partidos se explica por la división en el PRI entre el continuismo moreirista, que personifica Riquelme, el delfín del Gobernador, y su alternativa. Ésta parece ser Javier Guerrero, que estaría sólo ante el peligro de los Moreira, pero poco a poco se consolida como la opción preferida entre los votantes del PRI. Riquelme, en cambio, es junto a Jericó Abramo uno de los dos priístas que están entre los considerados peor opción para la gubernatura. Este es el panorama: si el candidato del PRI consigue mostrar ruptura con los antecedentes corruptos y ocupar el espacio político entre sus rivales conservadores y una izquierda que tiene poca implantación en Coahuila, tendrá mucho ganado. Difícil tarea, pero apasionante.