A los que mucho desean les falta mucho. – Horacio

 

¿Qué pensarán los ciudadanos, qué tendrán en la mente los mexicanos durante este tiempo de transición poselectoral? Como, ante la ausencia de mediciones de SABA Consultores, seguimos sin tener datos fehacientes, no tenemos más remedio que seguir navegando a estima, sin saber hasta qué punto es “de fantasía” la posición en la que pensamos estar situados. Intentémoslo, no obstante, porque el panorama político está interesante, y anda dominado por la ambición y pretensión de un buen número de relevantes políticos. Particularmente tres, que no se resignan a salir del primer plano que, con mayor o menor merecimiento, han ostentado.

 

Me refiero, cómo no, a AMLO, que sigue con el “te vas, y te vas, y te vas, pero no te has ido”, como por otra parte cabía presagiar. Esperar un adiós discreto del caudillo tabasqueño era como aguardar nieve en agosto. Toda su insistencia en su segura retirada, en su voluntario repliegue, en su resignado resguardo al abrigo del anonimato, no indicaban más que justo lo contrario. Los trenes poseen un sistema llamado Control Automático del Tren, ATC por sus siglas en inglés, que supone un mecanismo de control de velocidad en respuesta a posibles estímulos externos. Los mecanismos de control han sido, y son, considerados enemigos por el presidente, que ha hecho todo lo posible por anularlos o suprimirlos, a la mayor gloria de un nuevo maximato.

 

Dicho de otro modo, cuando un tren se pasa de frenada, el ATC echa el freno por él. Por lo que se ve, si por Andrés Manuel fuera, desinstalaría el ya de por sí débil sistema de freno auxiliar que tiene el sistema político mexicano. Veremos hasta qué punto se puede evitar su último desmán, Claudia Sheinbaum mediante.

 

Pero López Obrador no es el único, e incluso (desde su particular y autoritaria óptica) se podrían comprender sus razones. Al fin y al cabo, su popularidad es amplísima, y ya sabemos que a más poder, más corrupción. Añadamos a eso el triunfo, que él considera propio, de la pupila que designó para su sucesión, ya veremos hasta dónde ella asume esa premisa. Pero hay al menos otro par a los que va a haber que despegar de sus cargos con agua hirviendo, y ni siquiera cuentan con el aval del triunfo, ya que su único blasón es un sonoro fracaso.

 

En el caso de Marko Cortés sucede justo al revés que con el presidente, pues Xóchitl, dicen que su apuesta personal, resultó derrotada con estrépito el día dos del mes pasado. El PAN, con una profunda renovación, probablemente todavía la arma, porque tiene una clientela de ciudadanos que se sienten cómodos en el lado conservador de las ideas. Lo de Alito es otro tema: el espectro ideológico que ocupó el PRI tradicional está plenamente colonizado por Morena, y la herencia neoliberal ha desaparecido, por lo que su reinado, que quiere prolongar, lo es sobre un conjunto vacío. Y lo que le está costando soltar el hueso, si es que lo suelta.

 

Lamentablemente, no sólo los políticos van sin frenos en México. Ayer, al otro lado del Atlántico, en una ciudad de provincias española, tuve la oportunidad de conocer a una madre coraje mexicana, trabajando de mesera. Cuando mi esposa reconoció su acento, entablamos conversación, y supimos de la dramática razón de su presencia en España. Su hijo de 15 años había sido secuestrado en México, y por fortuna pudo recuperarlo. Pero tomó la dramática decisión de dejarlo todo (casa, carro, posición) porque la seguridad y la tranquilidad valen más que todo el oro del mundo.

 

Ese México del horror y el miedo está ahí, ante nuestros ojos y sin freno alguno, mientras cuatro politicastros sólo piensan en no soltar la brida del caballo ansioso del poder. El sistema auxiliar de freno a esa vergüenza está en manos de los ciudadanos y de nadie más. Hagámoslo.