Predicar moral es cosa fácil; mucho más fácil que ajustarse a la moral que se predica. – Arthur Schopenhauer.
Todas las tendencias de deterioro que venía presentando López Obrador en las pasadas semanas se confirman plenamente hoy. Los datos de la medición de SABA Consultores del pasado lunes son, en conjunto, probablemente los peores para el presidente desde que inició su mandato. En primer lugar, por la pléyade de avisos negativos que presenta en prácticamente todos los indicadores. Y, en segundo término, pero tal vez más importante, porque se resquebraja a ojos vistas el respaldo monolítico del que ha gozado a lo largo de su mandato, y que estaba siendo el único pasaporte que le permitía transitar con legitimidad. La tendencia es tan clara que es casi abrumadora.
Repasemos. Tanto en aprobación como en desaprobación, sendas advertencias negativas, en el segundo caso completando una serie que empeora su promedio. En calificación, un indicador que ajusta más fino, el aviso es al grado de alerta y también negativo. Esto se produce a causa de un empeoramiento tanto en calificaciones altas como bajas, que en ambos casos determina igualmente advertencias desfavorables. También en los dos casos se completan series que debilitarán sus promedios. Como colofón, sigue disminuyendo el número de quienes desearían que continuara en la consulta sobre su revocación, repitiendo aviso negativo. Morena se mantiene, aun cuando evoluciona también por debajo de su media en intención de voto, pero el partido caerá como cáscara muerta si su líder y fundador continúa con su desplome.
En términos generales, ese desgaste está propiciado fundamentalmente por los que tienen más formación y los estudiantes, con alguna presencia de los malvados aspiracionistas de la clase media. Frenándolo aparecen los de más edad, en algún caso los de menos estudios, y siempre, sin excepción, los que reciben apoyos del gobierno. Claro que esto último no debe ser sorpresa para nadie. Esa guardia pretoriana se mantiene como la única fortaleza sólida de AMLO de la que nos informan las Cartas de Navegación Política. Por supuesto que es una guardia amplia, puesto que el 56,3 % afirma recibir, o que alguien de su familia lo hace, apoyo de alguno de los programas sociales que en sus tiempos de agitador profesional tanto denostaba Andrés Manuel. Hay que ver lo que es empezar de incendiario y terminar de bombero.
Las Cartas de Navegación indican también que la aprobación del presidente empeoró entre los que viven en Ciudad de México, en el Occidente, entre los estudiantes, y entre quienes tienen Licenciatura y/o Maestría. En las calificaciones, sucede igual con esos mismos estratos, a los que se añaden los segmentos de población más jóvenes, hasta los 38 años. Se observa una cierta mejoría en los de más edad y los que carecen de estudios, pero insuficiente para detener el manifiesto desgaste que sufre AMLO por quinta semana consecutiva. El único dato que no cambia es el reseñado: quienes reciben apoyos siguen fieles al cheque mensual, perdón, quiero decir a su presidente. Por el interés te quiero, Andrés.
Así las cosas, parecen seguir valiendo las conclusiones de pasadas semanas en cuanto a las causas de este debilitamiento de Andrés Manuel. Esto es así porque el inicio de la tendencia a la baja coincide con el evento de la mansión de Houston, y con el subsiguiente manejo de este, por más que ya no aparezca en esta ocasión en el “Top of mind” de acontecimientos. No es de extrañar, pues el hecho central que captó la atención ciudadana fue la salvaje reyerta de Querétaro. A razón de ella se dispara a la alerta negativa la consideración de la inseguridad como principal problema. Con la masacre de Michoacán aún fresca, cada caso nuevo termina superando y eclipsando al anterior. El presidente se ha hecho tanto al púlpito de las mañaneras que ya habla como obispo: dice que la culpa es de la falta de moral, como si lo que sucede en el país que gobierna fuera algo ajeno a su responsabilidad. Que el Estadio de la Corregidora sea recordado por esta brutalidad, y no por los cuatro goles de Butragueño en el histórico 5 a 1 de España a Dinamarca en el Mundial 86, o que la violencia en México esté dando la vuelta al mundo es ya casi lo de menos. Es como si el problema fuera no que golpeemos a la mujer y a los hijos, sino tan solo que se enterara el vecino.
Y hablando de mujeres, según escribo estas líneas se están celebrando, también en todo el mundo, manifestaciones por el día de la mujer, y en el caso concreto de México, con el agravante del sangrante problema de los feminicidios. Tanto en 2020 como en 2021 sufrió serios desgastes por estas mismas fechas a causa de su mal manejo de esa cuestión. Si, como en él es habitual, vuelve a cabecear para el lado del golpe, esta vez le va a pillar en caída libre. Los Idus de Marzo regresan a acechar al presidente, pero lamentablemente está muy lejos de ser Julio César. Decía el célebre general que es mejor morir que vivir esperando a la muerte. Andrés Manuel se limita a decir, como Camilo Sesto, “ya no puedo más”, en un bochornoso chantaje emocional impropio de la dignidad de su cargo. El sueño imperial de la Cuarta Transformación cada vez depende más de la puntualidad de un cheque, como pago desabrido y amargo que se da al amanecer en una cama destendida. Qué triste dilapidar así la esperanza de tantos.