Hace algunos años el congreso colombiano se planteó una reforma con relación a la dependencia que atendía los aspectos culturales. Se le ocurrió a un diputado que se definiera el concepto cultura y la confusión no tardó en presentarse seguida de la frustración, por no lograr al menos una definición de trabajo útil para el propósito que los animaba.

Cuenta la leyenda que se les ocurrió entonces suspender la discusión hasta en tanto no tuvieran una idea clara y compartida de lo que significa cultura, y en esa dirección acordaron también consultar con su Nobel de literatura Gabriel García Márquez, el cual les obsequió una hermosa definición de cultura: El aprovechamiento social de la inteligencia humana.

La historia entes referida la leí en una revista de cuyo nombre no quiero acordarme, y no descarto que al referirla de memoria se tengan algunas imprecisiones, pero de lo que estoy cierto es de que la referida definición le da sentido a muchas cosas. En particular le da toda la importancia que tiene a la difusión de la cultura, pues de muy poco o nada sirve que la inteligencia humana a través de la experiencia, la educación y la investigación científica nos ofrezca soluciones a graves problemas, si no podemos implementarlas para el aprovechamiento social por la ausencia de los elementos culturales necesarios para ello.

En el caso de la Ciencia Estadística tenemos un caso por demás singular y de vital importancia. Es la ciencia mayor de más amplia aplicación en la vida empresarial, la esfera política, bio-médica y gubernamental a través de sus diferentes ramas, y prácticamente en todas se mal aplica como consecuencia de la incultura estadística de que hacen gala, por lo común, los grandes tomadores de decisiones en esas instancias de la vida social, condición ésta que se refleja en el hecho de que por lo común no son especialistas en estadística los encargados de las aplicaciones estadísticas.

Es tan grotesca esta falla social, como pensar que en un hospital decidieran atender las necesidades de los pacientes involucrando únicamente al personal de enfermería y paramédicos. Algo podrían hacer, por supuesto, si se excluye a los médicos, y se les agradecería el esfuerzo, pero no podrían hacer exactamente lo que se requiere.

En atención a lo anterior, con la renovación de la directiva de la Sociedad Neolonesa de Historia, Geografía y Estadística, de la cual soy socio, se ha presentado la oportunidad de ofrecer al público un Diplomado en Cultura Estadística. Hemos acordado con la directiva que sea gratuito, de modo que periódicamente lo ofrezcamos con la esperanza de que acudan desde directivos empresariales, funcionarios públicos, profesionistas, estudiantes y en general gente interesada en el tema.

La idea es ofrecer los elementos culturales que permitan apreciar el aporte de la Ciencia Estadística en campos tan cruciales como la competitividad empresarial, la vida democrática y los estudios de bio-equivalencia. Quienes tomen este diplomado en cultura estadística deberán desarrollar, adicionalmente, la capacidad de enfrentar problemas con una visión diferente que habrá de darles la comprensión del problema de la variación.

Finalmente les informo que habré de desarrollar algunas notas para este diplomado, que espero poder compartir con ustedes a través de este medio, en una columna que llevará justo el título de: Cultura Estadística. Mi espada en prenda.