No hay castigo para el Bronco por el caso Medina – Las clases medias y acomodadas, principal apoyo de Jaime – Vuelve a crecer la percepción sobre la inseguridad

Después de la última medición realizada por SABA Consultores, y en contra de lo que cabía esperar, el Gobernador mantiene e incluso mejora sus porcentajes de aceptación en la opinión pública. Asciende ligeramente en aprobación, con un 44%, y su calificación también sube a 6,4, lo cual es advertencia positiva. Un 18% de los preguntados le dirían que le siga echando ganas. Todo ello deja a las claras que los acontecimientos de la pasada semana no han desgastado la figura del Bronco. Los datos son tozudos, aunque la impresión general presagiara lo contrario, después de que Medina la haya librado de los principales cargos y el escándalo del “cobijagate” haya estado en el candelero. Es decir, las dos principales promesas de campaña, que los exgobernantes pagaran por sus desmanes y la lucha contra la corrupción, han quedado en evidencia en la misma semana, aderezadas por las nuevas noticias sobre los moches a los inspectores de salud por el asunto del tabaco, y nada ha ocurrido ni parece que vaya a suceder. El único dato contradictorio es un descenso en la intención de voto para el Bronco hasta un 18 %, que no representa advertencia negativa.

El “remero” Elizondo vuelve a encabezar el ranking de mejores políticos, seguido del propio Jaime Rodríguez, y sigue siendo el funcionario de gobierno mejor valorado. A la vista de tan dichosas circunstancias, no es de extrañar que don Fernando encuentre ánimos para seguir remando en esa nave que parece atravesar una arcadia feliz, pues de todo pasa y nadie parece quejarse, y aunque esté quedando en evidencia, si no hay reclamo, es que todo irá bien. Pero, ¿es esto una especie de hipnosis colectiva? ¿Quiénes la padecen y a qué se debe?

Si acudimos a las Cartas de Navegación Política basadas en la información recabada del 6 al 24 de este mes (instrumento derivado de los Monitoreos SABA) observaremos lo siguiente: en cuanto a aprobación, las fortalezas del Bronco están, entre otras, en los que fueron sus administrados en García, los que no tienen problemas económicos e incluso pueden ahorrar, y entre aquéllos que tienen ingresos entre 8500 y 20000 pesos mensuales, mientras que su principal debilidad se encuentra entre los que tienen ingresos inferiores a 2400. En la intención de voto, sus fortalezas se extienden también a los que tienen ingresos de entre 20 y 50000 pesos, y las de Elizondo están principalmente entre los que se identifican con el PAN (esto puede explicar también la advertencia negativa en intención de voto a este partido); la debilidad principal de ambos coincide: de nuevo los de ingresos inferiores a 2400 pesos. Por tanto, doble conclusión: el respaldo social del Bronco está entre las clases medias y acomodadas, para nada entre los desfavorecidos; y el de Elizondo, además de eso, entre los de ideología más conservadora.

Estos estratos sociales, que no sufren tanto los reveses de la situación económica, viven con más paciencia la gestión del equipo de Jaime, y no están tan preocupados por los juegos de luces sobre el proceso a Medina y otros asuntos similares, sino a la espera de que se activen los intereses de cierta iniciativa privada, como ya se está entreviendo, y más con la excusa de la falta de recursos del Estado. En cambio, sí que siguen mostrando una amplia preocupación por la violencia y la inseguridad, que alcanza un 59% y asciende por sexta ocasión consecutiva. Dicen que es conservador el que tiene algo que conservar, cosa que no les ocurre al 25,4% cuyos ingresos no llegan a los 2400 pesos y que, desde luego, no son el respaldo del Bronco. Estos últimos no están bajo esta “hipnosis” generalizada, que dirige Jaime el “mentalista” desde las redes sociales, y que le va bien, lo mismo que le fue en campaña. A quien no le va tan bien, en mi opinión, es a Nuevo León. Esperemos que cuando aquéllos que, por motivos egoístas, siguen riéndole las gracias al Gobernador y a su equipo despierten del sueño no sea ya demasiado tarde.

Así que lo que ocurre es que barriga llena no tiene pena, y quienes están apuntalando al Bronco son los que menos sienten las inclemencias económicas. Mientras, el Gobernador nos muestra a diario una auténtica exhibición de la fe del converso: cada vez que alguien, ya sea juez o militar, no actúa conforme a él le interesa, declara anatema y lo acusa de priísta. Pronto se le ha olvidado al Bronco de dónde viene. No sea que al final lo que deba decir el video que le hizo a AMLO es que todo lo que salga del PRI es malo… menos Jaime Heliodoro. Lo malo no es que se le olvide a él, lo malo es que se nos olvide a todos los demás. Menos mal que la raza manda.