“El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente.”.- Lord Acton

 

Hace unos 2100 años, Julio César tomó una determinación que daría lugar incluso a una frase hecha: cruzar el río Rubicón. Dicha expresión se utiliza cuando se hace referencia a una decisión con ciertas características, como el hecho de ser irreversible, comportar un riesgo, pero al mismo tiempo ser en sí misma una manifestación de intenciones. En el caso de César, no respetar la prohibición que la República romana establecía a sus generales de no pisar Italia con tropas. Obviamente, para evitar abusos y desequilibrios de poder, que fue lo que finalmente ocurrió tras la decisión de Julio, y que desembocó en la liquidación del sistema republicano y, en consecuencia, el Imperio.

 

Estamos hablando, en suma, de límites. Todo en esta vida tiene límites, y el poder, por supuesto, con más razón, entre otras cosas por lo que afirma Lord Acton en su “dictum”, que encabeza este texto. Cuando el que ejerce el poder, y ya hablamos de AMLO, toma decisiones tan llamativas como blindar y vincular a la seguridad nacional los contratos gubernamentales de ejecución de obras, ha cruzado a todas luces un Rubicón imaginario. Y lo ha hecho con toda la potencia que emana de un Decreto, y con serias dudas sobre lo constitucional de tal dislate.

 

Los datos de SABA Consultores del día 22 se recogieron inmediatamente antes del “decretazo”. No hay especiales novedades en ellos sobre el presidente. Sigue estable en los valores de hace una semana, que recordemos procedían de una mejora durante el último mes. Morena, su partido, se sigue fortaleciendo tanto en intención de voto como en identificación, aunque aquí, la presencia de la clase media favoreciendo esa variación, plantea interrogantes. Quizá haya quienes, a la vista de las prebendas que reparte el gobierno, se quieran apuntar, porque cada vez la clase media es menos media. En cuanto a la sucesión, y teniendo en cuenta que el acontecimiento más presente en el “Top of mind” es la cumbre bilateral, Marcelo Ebrard sigue siendo el mejor colocado, y parece salir reforzado de dicho encuentro, con mejorías en las preferencias para ser el próximo presidente, y un aviso favorable en mejores políticos.

 

La introducción sobre el Rubicón y las decisiones llamativamente atrabiliarias viene al caso porque es evidente que la popularidad de AMLO no se basa en su desempeño, sino en sus dádivas, como ya indicamos en pasadas semanas. Desde mi punto de vista, por esa razón no es previsible que en el próximo monitoreo se vea perjudicado por este decreto, aunque evidentemente eso está por ver. Si así fuera, es decir, si su desempeño incidiera con claridad en su popularidad, el claro abandono de las estructuras de seguridad, como ha demostrado el descontrol total de los sucesos en Zacatecas, le estaría golpeando, máxime cuando la seguridad pública es la máxima preocupación de los mexicanos.

 

Pero no solo se mantiene estable, sino que se permite exabruptos como este decreto. Y es que el título de este comentario, “habrase visto”, no se refiere a ese dictamen, sino a la probable mentalidad de quien emite una orden así. ¡Habrase visto que alguien critique las decisiones del jefe! Sucede justo después de que Loret, que ni me gusta ni me deja de gustar, pusiera en evidencia corrupción en las FF. AA. Lo lógico sería un desmentido, no esta reacción destemplada. Si unimos a estas circunstancias los discursos elogiosos que se propiciaron, a modo de masaje, AMLO y Sandoval en días pasados (¡que se besen!), el panorama que tenemos no es nada alentador. Un ejército decantándose por una opción política tiene demasiados precedentes en América latina como para que no sea preocupante que se hagan tales excesos a plena luz.

 

Me parece muy bien la iniciativa diplomática contra los exportadores de armas, una de las raíces del problema, aunque no tengo claro que los tiempos sean los correctos, y me hace sospechar que es un brindis al sol. Pero debe ir acompañado de una revisión total de las estructuras policiales, y de una definición del sospechoso enfoque de la lucha contra el crimen. Una pregunta. ¿Por qué el despliegue de medios que se está empleando contra el CJNG no se produce también en Sinaloa? Ya vimos lo que sucedió cuando se empleó, una marcha atrás, un coitus interruptus, una vergüenza que se ha olvidado con una facilidad pasmosa. Esta claro que los abrazos no son para todos, ni los balazos tampoco. Y ahora también lo está que, si alguien pregunta por corrupción, es cosa de seguridad nacional. Y que nadie discuta. Habrase visto… Lo malo es construir la frase al revés: que sea la seguridad nacional la que huele a corrupción. AMLO podrá seguir teniendo popularidad, pero eso no significa necesariamente que tenga acierto. Y lo que no admite dudas es que ha cruzado un Rubicón ante nuestras narices, y acompañado del ejército. Quién sabe cuáles sean sus intenciones finales.