Si bien el dinero no puede comprar la felicidad, ciertamente te permite elegir tu propia forma de miseria. – Groucho Marx

El monitoreo de SABA Consultores del pasado día 1 trae pequeñas novedades, pero sobre todo confirma algunas certezas.

Estas últimas atañen sobre todo a Andrés Manuel López Obrador, y a qué esperar para señalarlas: no se ha desplomado, pero no recupera sus pérdidas de las últimas semanas, caminando en el mejor de los casos hacia una estabilidad que lo sitúa unos seis puntos por debajo de su promedio anterior en aprobación. Lo mismo le sucede en las calificaciones, en la que su media pierde cinco décimas, y en este caso con algún viso de empeorar, ya que las calificaciones altas rozan el aviso negativo.

A la vista de los acontecimientos de los últimos días, igual son hasta buenas noticias para el presidente, porque el penoso espectáculo que nos ofrecieron militantes y dirigentes de Morena en la elección interna debería dar qué pensar. Si eso hacen con los amigos, ¡qué no harán con los enemigos!

“No somos iguales”, proclama sin embargo el presidente. habría que precisar que iguales a quién. Ya sabemos que la cantinela eterna de la 4T dice representar a un movimiento que, rozando la santidad, ha desterrado todas las malas y corruptas prácticas de un supuesto adversario, el malvado PRIAN.

Que no es más que una entelequia que engloba todo lo que en cada ocasión se ofrezca para respaldar las débiles y sobre todo anticuadas tesis que maneja don Andrés. Porque, no lo olviden, es él y no Morena quien representa el movimiento, y por eso el paso de la sucesión es extremadamente delicado.

En el fondo, el planteamiento obradorista se estructura en un marco teórico extremadamente simple: acabar con la pobreza, desterrar la corrupción, una supuesta superioridad moral y poco más. Desde el punto de vista práctico, los resultados son escasos o nulos, pero todo se alimenta de la mitología del “hecho diferencial” de la 4T, que hace al obradorismo “diferente”.

Enfrente, el hasta ahora líder solitario en preferencias Luis Donaldo, se ha visto alcanzado por los avances de Anaya, el cual sin embargo sigue lastrado por las sospechas de corrupción, que hacen que simultanee avisos positivos en preferencias y en rechazo. En cuanto a lo que ahora llaman PRI, no parece sino la cáscara vacía de una organización en la que han cabido, cambios de siglas aparte, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Echeverría, Salinas, Colosio padre, Peña Nieto… o López Obrador, por más que muchos olviden cual fue su alma máter.

La casa de todos. un partido camaleónico, cuya última transformación ha dado como resultado el regreso al poder de conspicuos dinosaurios priístas como Bartlett comandados por don Andrés, que sin embargo presume de “no ser igual”.


Basta con ver lo sucedido en la pasada elección interna de Morena para darse cuenta de que el mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe. ¿Qué es el PRIAN? ¿y tú me lo preguntas? ¡El PRIAN eres tú!

Y al margen de esos hechos, están los valiosísimos datos que nos aportan las Cartas de Navegación Política, que siempre son interesantes, pero que sobre todo llevan mucho tiempo clamando una realidad: que la mayor y única fortaleza permanente del presidente son los apoyos sociales, aquello que tanto se criticó a un partido conocido como “tricolor”.

Nada nuevo bajo el sol, la lana sigue siendo la que explica todo. el problema es que no puede haber política social sin política económica que la respalde.

Cuando se le vea el fondo a las arcas del Estado, ¿quién sostendrá lo insostenible? Dicho de otro modo: cuando las dádivas dejen de entrar por la puerta, veremos si el amor no salta por la ventana.